Milenial, una generación entre dos crisis

«¿Ha merecido la pena volver a España? Esta es la pregunta que llevo haciéndome meses»

La espiral inflacionista se ha convertido en la puntilla para una generación que cada vez tiene más complicado alcanzar la estabilidad laboral o el acceso a una vivienda

Fernando, de 38 años, no descarta volver a emigrar por las condiciones laborales que ha encontrado a su vuelta a España José Ramón Ladra

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Una generación que ha crecido entre dos crisis económicas, además, en plena etapa de formación y de entrada al mundo laboral. Los 'Milennials' siguen navegando contracorriente en un entorno cada vez más hostil , donde logros que eran normales en anteriores generaciones, como la estabilidad laboral o el acceso a la vivienda, se antojan cada vez más complicados. Lo relatan jóvenes como Paola, publicista de formación, que hace años que se vio abocada a opositar a Correos en busca de mejores condiciones laborales: «Tengo la sensación de vivir en una crisis permanente».

José, Santiago de Compostela, 33 años: «La situación durante el Covid me arrastró a dejar la enfermería»

José, junto a su pareja ABC

Cuando la crisis financiera empezó a agitar la economía a principios de 2008, José Liñares estaba en segundo de carrera. Estudiaba en Pontevedra, donde tenía su piso y su grupo de amigos. Decidió volver a su Santiago de Compostela natal al siguiente año, donde volvió a vivir con sus padres para ahorrar costes. «En 2012 se rompían currículums de la excesiva demanda de enfermeros», afirma Liñares.

Con la pandemia, su situación laboral se mantuvo estable gracias a su sueldo de enfermero, pero el estrés y la desinformación que marcaron los primeros meses de convivencia con el coronavirus le empujaron a tomar una importante decisión: «La situación me arrastró abandonar la enfermería». Actualmente vive con su mujer Raquel, y ambos reconocen la importancia del apoyo incondicional de sus familias, un pilar de seguridad que les acompañó siempre.

Paola, Zaragoza, 35 años: «Nunca he mirado en la vida la factura del gas y, ahora, vamos buscando el ahorro todo el tiempo»

Paola, 35 años Fabián Simón

Paola Rodríguez (35 años) vive cerca de Zaragoza con su pareja e hijo. A la pregunta de si la actual alza de precios le está impactando cita a modo de anécdota que «nunca he mirado en la vida la factura del gas y, ahora, vamos buscando el ahorro todo el tiempo». También han cambiado de compañía eléctrica. «Me da sensación de vivir en una crisis permanente», reconoce esta publicista de formación que en la actualidad trabaja en Correos. Como a muchos ‘millennials’ su bautismo con el mundo laboral no pudo llegar en peor momento: la crisis de 2008. «La viví como un tobogán hacia la precariedad» resume con humor. Cuatro becas sin remuneración en los 18 meses posteriores a su regreso de su Erasmus en Roma, hasta que un día se hartó y se puso a trabajar de camarera. «Estuve un año y medio ganando 1.500 euros mensuales y estaba contenta», recuerda de un tiempo en que «todavía tenía ilusiones de trabajar en Publicidad, todavía creía en la meritocracia». En 2019 fue madre y decidió opositar a Correos en busca de mejores condiciones.

Miguel Rodríguez es de Leganés (Madrid) y tiene 27 años. Este joven trabaja en una empresa de comida rápida con un contrato indefinido, aunque trabaja en horario nocturno. «Es un trabajo diseñado para gente joven que está estudiando, son pocas horas y el sueldo es bajo», apunta. Lo que, reconoce, no le ha ayudado a independizarse - vive con sus padres - ya que, en su opinión, «la vivienda está por la nubes en Leganés: O te vas con pareja o compartes ». Miguel comparte con otros ‘millenials’ la sensación de que «no se ha cumplido la promesa de la meritocracia» y recuerda que «nos pedían estudiar y me he formado». En este sentido, cree que su generación vivirá peor que la de sus padres.

Miguel, Leganés, 27 años: «Nos pedían estudiar y me he formado, pero no se ha cumplido la promesa de la meritocracia»

Miguel Rodríguez es de Leganés (Madrid) y tiene 27 años. Este joven trabaja en una empresa de comida rápida con un contrato indefinido, aunque trabaja en horario nocturno. «Es un trabajo diseñado para gente joven que está estudiando, son pocas horas y el sueldo es bajo», apunta. Lo que, reconoce, no le ha ayudado a independizarse - vive con sus padres - ya que, en su opinión, «la vivienda está por la nubes en Leganés: O te vas con pareja o compartes ». Miguel comparte con otros ‘millenials’ la sensación de que «no se ha cumplido la promesa de la meritocracia» y recuerda que «nos pedían estudiar y me he formado». En este sentido, cree que su generación vivirá peor que la de sus padres.

Fernando, 38 años: «No descarto volver a estudiar ni moverme a otro país europeo»

Fernando, 38 años José Ramón Ladra

Hace 11 años Fernando Maquedano (Madrid, 38 años) emprendió un viaje a Australia, país en el que ha residido hasta el pasado mes de febrero trabjando para empresas como la minera BHP Billiton, El estricto confinamiento del país le hizo replantearse cosas: «Como australiano no pude salir del país en dos años», recuerda Fernando quien habla de asombro por el fuerte alza de precios y, como ejemplo, cita los 3 euros que le cobraron por una caña en Barcelona. Ahora busca un empleo: «No descarto volver a estudiar ni moverme a otro país europeo». En cualquier caso, reconoce que «esta es la pregunta que llevo meses haciéndome: ¿Ha merecido la pena volver a España?».

Beatriz, Santiago de Compostela, 28 años: «Vivir sola e independizarse es todo un logro»

La generación que se formaba durante los años de recesión tras la crisis financiera se encuentra de nuevo ante un escenario adverso. «Desde nuestras casas nos inculcaban que con una carrera obtendríamos un buen trabajo y un buen sueldo. Con el tiempo, nos econtramos con trabajos mal pagados y con malas condiciones, como si todo fuese un engaño», comenta Beatriz Vilar, santiaguesa de 28 años. Tras especializarse como piscóloga general sanitaria, Vilar optó, como otros compañeros de profesión, por hacerse autónoma para trabajar como colaboradora en varias clínicas de forma paralela. Una solución ante la falta de plazas públicas para psicólogos. «El hecho de poder vivir sola e independizarme es todo un logro», afirma la psicóloga.

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