Grau pudo retirarse a esa edad gracias a que invirtió sus primeros sueldos en operaciones seguras que reporten beneficios para el resto de la vida. Durante los primera parte de su carrera laboral, Agustín destinó al ahorro la mitad del salario y en dos o tres años consiguió reunir unos 30.000 euros con los que invirtió con un amigo en un negocio de hostelería. La mitad de los beneficios que salían de la cafetería iban a parar a su bolsillo. Años después, vive de las rentas que le dan varios pisos y locales que tiene alquilados.
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