El déficit de nunca acabar

El economista Carmelo Tajadura advierte que «cuando se acabe el actual nivel extraordinariamente bajo de tipos de interés, nos pesará mucho financiar la montaña de deuda que estamos construyendo»

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Desde que empezó la crisis no hemos cumplido nunca el objetivo de déficit público. Ni siquiera en 2016, aunque así se haya pregonado, porque nos tuvieron que revisar la meta original al alza en dos ocasiones.

España es actualmente el país con mayor déficit de la UE y lo seguirá siendo en 2017 aun en el supuesto de cumplir el objetivo del 3,1%. Las previsiones de la Comisión Europea nos dan también el triste récord de seguir en esa posición en 2018.

España es también el único país de la Eurozona que a estas alturas sigue con déficit primario, es decir que, incluso descontando los intereses que pagamos por la deuda, seguiríamos teniendo déficit. Así, en 2016, dichos intereses han supuesto el 2,8% del PIB y el déficit primario otro 1,5%.

En 2017, previsiblemente, todavía no habremos acabado de eliminarlo.

Todo ello a pesar de que la evolución del componente cíclico del déficit es muy positiva porque el PIB está creciendo de manera más intensa que en otros países, superior al 3% en 2015/16, nivel que también rondaremos en 2017. Es decir, lo que tenemos realmente es un endémico déficit estructural, que la AIReF estima que, incluso en 2019, podría estar aún en el 2,5% si no se actúa decididamente.

«En los últimos años la previsión de ingresos ha sido sistemáticamente sobrevalorada por el Ministerio y este año podría ocurrir lo mismo»

Cara a 2018 el cumplimiento del objetivo del 3,1% de déficit debería ser inexcusable. Pero da la impresión de que, en los Presupuestos, se ha utilizado la línea de ingresos como partida de cuadre. Porque se consigna un incremento del 7,9% sobre 2016 mientras el PIB nominal sólo crecerá en torno al 5%; y cuando ni siquiera en el primer bimestre, con la inflación en máximos, se ha llegado a esa tasa. En los últimos años la previsión de ingresos ha sido sistemáticamente sobrevalorada por el Ministerio y este año podría ocurrir lo mismo. Así que no está nada claro que vayamos a cumplir el objetivo.

La carga de la deuda pública

Y, sin embargo, tenemos una deuda pública que a finales de 2016 se sitúa nada menos que en el 99,4% del PIB. En 2007 era del 35,6% y constituía un punto fuerte frente a otros países de la Eurozona. Pero hoy es más alta que en Alemania, Francia o UK. Y, aunque en Italia es superior, ese país tiene sobre España la ventaja de contar con más ahorro privado que financia una parte mayor de la deuda.

Desde hace mucho tiempo, sólo ha habido un breve periodo en el que España ha presentado superávit público, de 2005 a 2007. Nunca más. Pero se debió a los años finales del boom, con ingresos fiscales extraordinarios y algunos gastos en mínimos. En términos estructurales seguíamos con desequilibrio.

Nunca en la historia un gobierno del PP ha obtenido superávit público y más vale que el actual se lo fije como objetivo. Para ello, debería aprovechar la vuelta de una cierta inflación y consiguiente mejora de los ingresos públicos. Aunque sin confiar exclusivamente en el ciclo sino acompañándolo de otras medidas estructurales, tanto en el apartado de gastos como en el de ingresos. Para eliminar así, primero, el déficit primario (donde somos el patito feo de la Eurozona) y luego el total. La vuelta al equilibrio presupuestario permitiría, además, dejar de penalizar la inversión pública, que se ha reducido al mínimo y lastra el crecimiento.

No es admisible que sigamos con déficit estructural y acumulando deuda año tras año. Porque, cuando se acabe el actual nivel extraordinariamente bajo de tipos de interés, nos pesará mucho financiar la montaña de deuda que estamos construyendo.

Ver los comentarios