La banca gana 13.875 millones, un 18% menos, por los bajos tipos, ajustes contables y costes extra

La caída del negocio en España, el deterioro de filiales extranjeras y los resultados y gastos extraordinarios marcan las cuentas del sector, cuya rentabilidad es de poco más del 7%

Las principales entidades financieras españolas cerraron 2019 con una caída de beneficios ABC

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Más de una década después del estallido de la crisis financiera y pasados seis años desde el final de la recesión, las cuentas de la banca española en general siguen sin mostrar unos resultados sostenidos. Los ocho bancos cotizados ( Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell, Bankinter, Unicaja y Liberbank ) ganaron en conjunto 13.875 millones de euros en 2019, un 18% menos. Cada año hay una serie de ajustes contables y resultados y costes extraordinarios que marcan, para bien o para mal, las cuentas. El año pasado, para mal. Y lo que pervive es una debilidad de los ingresos en España, afectados por la política de tipos de interés cero y negativos del BCE.

Unos beneficios a simple vista voluminosos, pero que esconden debilidades. Pese a esas ganancias, la banca española ofrece de media una rentabilidad del 7,12% , por encima de la media europea pero por debajo del coste de capital, de entre el 8% y el 10% , de forma que para los inversores no es atractivo invertir en el sector. Por eso las acciones de todas las entidades salvo Bankinter cotizan con importantes descuentos sobre su valor en libros.

Los ingresos de esas ocho entidades procedentes de la actividad bancaria más tradicional -dar créditos y tomar depósitos- descendieron aún el año pasado casi un 2%, a 20.418 millones por el impacto de la política monetaria : la cartera crediticia del sector, en gran parte hipotecas ligadas al Euribor, es muy sensible a los tipos, y con ellos al 0% obtener ingresos por esa vía es casi una quimera. Así, el margen de intereses de Bankia cayó un 1,3%, el de BBVA España y Sabadell un 1,4% y el del Santander España un 10%.

A ello se suma que, en 2019, la desaceleración económica y la nueva ley hipotecaria contribuyeron a desacelerar la demanda crediticia, según explica el socio responsable del sector financiero de KPMG en España, Francisco Uría. «Conseguir que el banco sea rentable en este contexto es realmente difícil y hay que reconocer el mérito de los gestores de los bancos españoles para conseguirlo», dice.

Los bancos están potenciando, por un lado, la concesión de créditos con mayores márgenes, como al consumo y a pymes . Así, esta financiación crece en los balances a mayor ritmo que los préstamos para comprar vivienda, porque además todavía se amortizan más hipotecas de las que se dan.

Más ingresos por comisiones

Pero además, se han lanzado a comercializar fondos de inversión y pólizas de seguro , que dejan más comisiones. De hecho, la banca mejoró el año pasado la facturación por comisiones un 1%, a 10.251 millones, aunque no compensaron la caída del margen de intereses ni de los resultados por compraventa de renta fija, que se hundieron.

Esa debilidad de los ingresos ha hecho que el recorte de gastos se haya convertido en una palanca recurrente de mejora de las cuentas. Además, y frente a los draconianos saneamientos de los últimos años y la reducción de la morosidad y los activos improductivos, las entidades pueden ahora reducir provisiones. En todo caso, también en 2019 aparecieron saneamientos, gastos extra y ajustes contables que afectaron a algunas entidades.

Por ejemplo, los dos grandes bancos españoles, el Santander y BBVA, tuvieron que ajustar el valor de sus filiales en Reino Unido y EE.UU. respectivamente en 1.500 y 1.350 millones, lo que tumbó sus ganancias un 16,6% y un 35%. El grupo presidido por Ana Botín, además, asumió costes de reestructuración por 864 millones. Los gastos para ajustar red y plantilla llevaron también a Caixabank, que hizo un ERE para más de 2.000 empleados, a ganar un 14% menos .

Las entidades siguen además limpiando sus balances de ladrillo tóxico, lo que llevó a algunas como Bankia a elevar sus provisiones. Otras que habían acelerado más en años anteriores su saneamiento redujeron dotaciones en 2019 y elevaron beneficios, como Sabadell, que duplicó sus ganancias, a 768 millones, aunque los malos resultados del último trimestre le llevaron a derrumbarse ayer en Bolsa: sus acciones perdieron en solo un día casi un 14% de su valor .

«Para la dificultad del contexto, creo que los resultados que se están presentando son positivos, sigue avanzándose en la limpieza de los balances, en la propia reestructuración del sector y la imagen, un año más, es la de un sector bancario que se va fortaleciendo, que mantiene una rentabilidad que, aunque baja, se compara favorablemente con la de los países de nuestro entorno y que realmente tienen mérito en un contexto, que como digo, es tan difícil», dice Uría.

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