Una familia española se enfrenta a diferentes necesidades financieras a lo largo de la vida
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Decálogo para invertir a largo plazo

Las familias españolas se enfrentan a una serie de necesidades futuras: jubilación, dependencia, estudios de los hijos y liquidez para prevenir gastos inesperados

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En la actualidad, una familia española, por diferentes motivos, se enfrenta a una serie de necesidades futuras: jubilación, dependencia, estudios de los hijos, liquidez para prevenir gastos inesperados, etc, los cuales deberán ser cubiertos a través el ahorro y el rendimiento generado por el mismo.

La composición del patrimonio de las familias no parece que pueda responder a estas necesidades futuras, el cortoplacismo de las inversiones y la inversión masiva en activos inmobiliarios son dos factores que se interponen a su logro.

Para tratar de solucionar esta problemática, el Observatorio IEB-INVERSIÓN ha resumido los 10 pasos básicos para llevar a cabo esta labor de emprendimiento de inversión a la largo plazo por parte de las familias españolas:

1.- Planificación financiera.

Una decisión de inversión debe basarse en un análisis sosegado y certero de la situación patrimonial y generación de rentas presentes y futuras. La familia debe determinar cuáles son los objetivos para los que se constituye su ahorro, se trata de saber para qué se quiere ahorrar, en qué plazo y cuáles son los objetivos de la inversión.

2.- Asesoramiento. Es aconsejable acudir a planificadores financieros y asesores de confianza. Estos profesionales no solo ayudarán a la persona con la inversión y el estudio de su situación, sino que también explicarán por qué configurar inversiones y cuál es la fórmula más eficiente.

3.- Liquidez de emergencia. Para poder afrontar un programa de inversión es necesario que la persona cuente con una liquidez que le permita hacer frente a gastos inesperados y no tenga que anticipar las inversiones de largo plazo con los posibles problemas y/o pérdidas que esto podría generar.

4.- Horizonte temporal. Se invierte en base al horizonte temporal y riesgo que la persona pueda soportar de cara a la obtención de los objetivos planteados. Al invertir, a menudo cambiamos la certeza de un rendimiento conocido de antemano, por la incertidumbre sobre el retorno de un cartera. Pero esto solo ocurrirá ante la expectativa de obtener una mayor rentabilidad a largo plazo.

5.- Riesgo. El riesgo para un inversor es no poder cumplir con los objetivos plateados en un futuro. Por ello, es recomendable pensar siempre en largo plazo y no dejarse influenciar por las noticias que generen los mercados financieros o la visión de corto plazo.

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