Dilma Rousseff durante el pasado día de la independencia brasileño
Dilma Rousseff durante el pasado día de la independencia brasileño - afp

Standard & Poor's pone a Brasil en bono basura en plena crisis de los emergentes

El varapalo al gigante iberoamericano castiga en Bolsa a multinacionales españolas muy expuestas al país como Telefónica, Banco Santander y Repsol

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Se aviva la crisis de las economías emergentes. A las turbulencias generadas en los últimos meses por una Rusia en profunda recesión y desde hace semanas por la debilidad de China se suma ahora la constatación de que Brasil no levanta cabeza. En este clima de incertidumbre creciente, la gran potencia iberoamericana ha perdido la confianza de los inversores. Standard & Poor’s rebajó ayer un peldaño la nota de la deuda soberana de Brasil, de «BBB-» a «BB+», lo que se conoce como grado especulativo o «bono basura». En román paladino: la agencia de calificación crediticia deja de recomendar invertir en el país al poner en entredicho su capacidad de pagar sus deudas.

La decisión ya se esperaba en los mercados.

Standard & Poor’s, que se convierte así en la primera agencia de «rating» en degradar al país hasta ese nivel, rebajó la perspectiva de la nota de Brasil a finales de julio advirtiendo de la necesidad de reconducir su crisis fiscal. Y Moody’s, en agosto, recortó su calificación de la deuda pública hasta el último de los grados considerados como seguro para la inversión.

Standard & Poor’s no deja de recordar en su documento justificativo la recesión que atraviesa Brasil. De hecho, augura que la contracción del PIB será «más profunda y prolongada» que lo que preveía, en concreto del -2,5% este año y del -0,5% en 2016. Ahora bien, lo que más preocupa a los inversores es la situación de las cuenta públicas del país, pese al ajuste iniciado por el Gobierno de Dilma Rousseff este año.

La agencia cree que podría ser insuficiente. «La propuesta presupuestaria del Gobierno para 2016 incluye una nueva revisión de los objetivos fiscales, lo que supondría tres años consecutivos de déficit primario y un aumento continuado de la deuda si no se adoptan medidas adicionales de ingresos o gastos», explicó en su comunicado, en el que también hace referencia a la inestabilidad política que afecta al Ejecutivo de Rousseff y que amenaza con entorpecer cualquier reforma o ajuste.

Inestabilidad del Gobierno

El Gobierno brasileño rectificó ayer mismo sus propios planes. El ministro de Economía y Hacienda, Joaquim Levy, que el pasado lunes renegó tajantemente de las políticas de austeridad, avanzó ayer más ajustes. «Más de lo que se recortó en otros casos», dijo sobre la política de gasto, e insinuó también la fijación de nuevos impuestos.

Esa situación fiscal, junto con una recesión económica que se acentúa trimestre a trimestre, una inflación desbocada que ha obligado al banco central a subir los tipos en varias ocasiones y su dependencia de China y las materias primas convierten a Brasil en uno de los miembros más vulnerables del club de los países emergentes.

Y por esperada la noticia no dejó de tener impacto ayer en los mercados, sobre todo en la Bolsa española que se dejó un 1,78% y lideró las pérdidas entre los parqués europeos. Ello se explica por la elevada exposición al mercado brasileño de buena parte de las grandes multinacionales españolas. En torno a un 20% del negocio del Ibex 35 descansa en Brasil, mientras que su dependencia con Iberoamérica asciende al 30%.

Dos gigantes como Telefónica y Banco Santander con más de un 20% de sus ingresos procedentes del gigante emergente, fueron de los valores que peor se comportaron ayer al perder más de un 3%. Repsol, que cuenta con grandes inversiones en forma de yacimientos en costas brasileñas, también se depreció un 3,16%. En su caso, también influyó la bajada del precio del petróleo, que lastró a las empresas ligadas a las materias primas como ArcelorMittal (-3,76%).

Los lazos económicos entre el gigante iberoamericano y nuestro país son estrechos. España es el segundo mayor inversor extranjero en Brasil, con un montante de 63.193 millones. Sólo Reino Unido recibe más inversión de España.

Del lado comercial, la exposición es reducida. La balanza comercial con Brasil fue positiva para España el año pasado: las exportaciones sumaron 3.151 millones -un 1,2% del total- y las importaciones supusieron 3.032 millones. Sin embargo, el frenazo de la economía brasileña se ha reflejado en una caída del 8% de las ventas de empresas españolas en el gigante iberoamericano.

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