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Los tres enemigos de los depósitos a plazo fijo y cómo evitarlos

Es necesario mucho esfuerzo para conseguir una buena base de ahorro pero todavía resulta más difícil saber gestionarla para que crezca

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La seguridad es uno de los pilares principales en los que se basa la vida del pequeño ahorrador. Es necesario mucho esfuerzo para conseguir una buena base de ahorro pero todavía resulta más difícil saber gestionarla para que crezca. En este aspecto los depósitos a plazo fijo son nuestro mejor aliado, puesto que es el producto que, por definición, nos dará seguridad y rentabilidad.

Sería una verdadera lástima que todo ese tiempo invertido para conseguir tranquilidad económica se viera arruinado por una serie de factores que, de haber sabido a tiempo, habríamos podido evitar con toda facilidad.

La rentabilidad que puede ofrecer nuestro depósito puede verse arruinada por alguno de estos tres factores:

El tipo de depósito: existen otros tipos de depósitos que no son a plazo fijo.

Estamos hablando de los depósitos combinados o los referenciados. Los primeros son productos bancarios que mezclan una parte de nuestra inversión en un plazo fijo, con otra parte en fondos de inversión. Los segundos condicionarán el interés final según un índice de referencia variable, con lo que la rentabilidad no está asegurada.

¿Cómo evitarlo? Es vital comprender que estos depósitos implican un nivel de riesgo superior a los depósitos a plazo fijo de toda la vida. Si no conocemos suficientemente las bases de los fondos de inversión o de los índices de referencia o no comprendemos en profundidad estos productos, lo mejor no dejarse deslumbrar por los altos tipos de interés que ofrecen. Puedes consultar lo que ocurrió con 9 de 10 depósitos referenciados de 2011 y 2012.

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