El empresario Tong Xianping con uno de sus meteoritos
El empresario Tong Xianping con uno de sus meteoritos - afp

La compra de meteoritos a precios de lujo, de moda entre los nuevos ricos en China

Para esta élite económica estas rocas venidas del espacio son más apreciadas que los coches o las viviendas de lujo

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Es una nueva afición que hace furor entre los nuevos ricos chinos, que están dispuestos a gastar una fortuna en fragmentos de meteoritos dando un vuelco al mercado mundial.

Los que alcanzan un mayor precio debido a la mayior fiabilidad acerca de su origen son los fragmentos descubiertos principalmente en los desiertos y las regiones polares. Los meteoritos se intercambian en un mercado globalizado pero limitado, donde los mejores especímenes pueden costar varios centenares de miles de euros en subastas muy disputadas.

A la inversa de los arqueólogos y los paleontólogos, que suelen denunciar el saqueo de los yacimientos, los científicos que estudian los meteoritos creen que su comercio es positivo. Así lo asegura a la agencia AFP Mónica Grady, científica de la Open University británica, que asegura que existe «una relación de cooperación con los coleccionistas».

Grady explica que «los buscadores de meteoritos necesitan a los especialistas para analizar sus descubrimientos, y los universitarios lo hacen de buen grado a cambio de un pedazo de la roca».

Sin embargo, el aumento de nuevos ricos chinos está modificando este «ecosistema» haciendo subir los precios y reforzando el miedo de ver el mercado inundado con falsificaciones que respondan a la demanda de los compradores neófitos, aquellos que «se interesan por la suma de dinero que representa el meteorito y no entienden nada de la ciencia que hay detrás», se lamenta Bryan Lee, funcionario chino y coleccionista veterano.

«El apetito de los chinos tiene un fuerte impacto en el mercado de los especímenes más raros», explica el editorialista de la revista americana Meteorite Times Eric Twelker.

Tong Xianping, de 50 años, es uno de los millonarios chinos aficionados a los meteoritos. Para el una de estas piedras supone mucho más que la posesión de coches de lujo, ropa de diseño y viviendas opulentas.

Tong se ha gastado un millón de yuanes, unos 128.000 euros, en un pedazo del meteorito «Seymchan», llamado así por el nombre la localidad rusa en la que cayó. Se supone que es una piedra con miles de años de antigüedad.

«Vale lo que cuesta», asegura este empresario, admirando con orgullo la roca de 176 kilos. «Son noticias venidas del espacio», asegura con una sonrisa.

Tong posee decenas de estas piedras en las vitrinas de su espacio de exposiciones en Urumqi, la capital de la vasta región desértica de Xianjiang, en el oeste de China.

El entusiasmo por los meteoritos crece entre una parte de los nuevos ricos chinos, empresarios con fuertes conexiones en la política y deseosos de distinguirse.

«A los empresarios, los jefes, les encantan los grandes meteoritos», explica Tong, que en su caso se hizo rico en el negocio del jade. «Los coches están fabricados por el hombre, pero cada meteorito es algo único», asegura.

Tong Xianping ha participado en varias expediciones en el desierto chino de Taklamakan. «En el fondo, me encanta sentirme lejos del mundo», reflexiona Tong mietras asegura que «los misterios del universo son infinitos, es por eso que los meteoritos me fascinan».

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