Alain Maignan, una vuelta al mundo distinta

Les Sables (Francia) Actualizado: Guardar
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Tras 185 días en la mar, Alain Maignan, 52 años, cartero de Ille-et-Vilaine, culmina su vuelta al mundo en solitario, sin asistencia y sin escalas, en un barco de crucero. Una Vendée Globe no oficial, pero toda una hazaña para una persona que durante su travesía solo tenía un objetivo: volver a tiempo para reincorporarse a su trabajo.

Para Kito de Pavant, “los hay que sueñan con hacerla (la Vendée Globe) porque creen que no son capaces. Y esto es absolutamente falso.” Alain Maignan, cartero y simple aficionado a la vela, es el mejor ejemplo. Este hijo de agricultor no es, sin embargo, un ‘navegante nato’. Si bien de joven vivía a tan solo 45 kilómetros de Saint-Malo, no compró su primer barco hasta los 30 años. Entonces no preveía embarcarse en semejante hazaña, pese a reconocer que las proezas de Eric Tabarly siempre lo “hicieron soñar”.

Aprendió a regatear “leyendo libros” y sobre todo gracias a otros patrones con los que navegó. Paso a paso, le cogió el gusto a este deporte y acabó siendo bastante bueno, hasta el punto de tomar la salida de la Ruta del Ron en 2002 como ‘pirata’, es decir, participando en la misma regata que los demás pero de forma no oficial. “Fue entonces cuando me vino la idea de una vuelta al mundo por los grandes cabos. Primero lo hablé con mi mujer, que para mí era lo más importante. Y me dio su consentimiento.”

Para Alain Maignan la aventura empezó entonces. Sin patrocinador, el camino hacia una vuelta al mundo es larga. “Durante cuatro años no hice vacaciones, a fin de disponer de unos 180 días para dar mi vuelta al mundo”, explica. Sin vacaciones, la preparación no era la ideal. ¿Su barco de regatas? Un barco Jeanneau de serie, de unos 10 metros, con 20 años a cuestas, que mejoró durante los fines de semana. ¿Su preparación? Ninguna, o casi. “Un médico generalista me aconsejó sobre lo que podía pasarme en el mar.” En cuanto a la alimentación, tampoco era lo ideal. Como no tenía medios para comprar comida liofilizado, se llevó conservas. No era práctico por el peso, porque de repente embarcaba ¡1,3 toneladas de comida! Unas condiciones que estaban muy lejos de lo ideal para quien quiere realizar una hazaña de este tipo. Pero Alain Craignan creía en su proyecto. Y llegó el momento de zarpar de La Trinité. “Mi objetivo entonces no era batir un récord, sino llegar a tiempo para reincorporarme a mi trabajo.”

Alain Maignan ganó su reto. 185 días más tarde estaba de vuelta. Pero no sin penas y trabajos. “Hubo un momento clave en mi regata, antes de los cuarenta rugientes. Tuve un problema importante en lo alto del mástil, que al final pude soluciones a trancas y barrancas. Después sufrí diversas peripecias, vuelcos, y fue duro desde el punto de vista de la moral. Y también físicamente durante mi regreso por el Atlántico. Esos momentos siguen grabados en mi vida de cada día, incluso al cabo de seis años.”

¿Seguirá la próxima Vendée Globe? “Seguiré la regata con mi libro de bitácora, para ver qué condiciones encuentran en los mismos lugares. Sé que vivirán momentos agradables en los trópicos, después condiciones difíciles en la Antártida. Sé que lo que viven no es fácil. Pero me gustaría estar con ellos.” Un nuevo sueño para este cartero, pero aún más difícil de hacer realidad.

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