Tenis

Rafa moral

El balear siempre ha mostrado su compromiso con lo valioso, con lo importante, y se ha dejado distraer más bien poco por la siempre amable, vaporosa y tentadora banalidad

Los franceses, chovinistas de Rafa

Salvador Sostres

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Es importante no escribir nunca que lo que hace o gana Rafa Nadal es «inexplicable«. Es traicionar, insultar al tenista, referirse a sus gestas en estos términos. Rafa Nadal es perfectamente explicable y es necesario explicarle en esta España nuestra que tampoco tiene paro por motivos inexplicables, sino porque especialmente los jóvenes (aunque no sólo) no quieren trabajar. Es verdad que la última reforma laboral entorpece la contratación porque no entiende cómo funciona el sector turístico, que supone el 14% de nuestra riqueza.

Rafa Nadal se explica por su esfuerzo, por su constancia, por su tenacidad. También por su talento, por su ambición, por sus ganas de aprender y de crecer, y por la planificación inteligente de su carrera deportiva. Rafa se explica por no dar nunca una bola por perdida, por aguantar el dolor, por no rendirse cuando más perdido se siente y por haber sabido siempre transformar la rabia que todos sentimos cuando las cosas nos salen mal en empeño, perseverancia y esperanza.

También es su explicación que no haya protagonizado ningún escándalo público, que no se le haya visto bebiendo en demasía o fumando en una discoteca o en un barco, y que lleve casi toda su vida con su misma novia, Xisca Perelló. Todo ello subraya el compromiso del deportista con lo valioso, con lo importante y que se deja distraer más bien poco por la siempre amable, vaporosa y tentadora banalidad. Rafa moral es un espejo y cuando nos miramos en él y decimos que sus hazañas son «inexplicables» es porque sentimos vergüenza de nuestra holgazanería, de nuestra frivolidad, de nuestra falta de compromiso con nuestro trabajo y con las personas que amamos, y por supuesto con Dios, y con los dones de la libertad y el amor con que nos ofrendó, que son uno y lo mismo.

Lo que es inexplicable es que los jóvenes españoles de hoy, que son los más privilegiados de la Historia, los que más han tenido de todo, y absolutamente gratis, se conformen con la paguita y el porro y falten camareros para bares y restaurantes, monitores para las escuelas, dependientes para las tiendas y mano de obra para la construcción. Es inexplicable que los aprendices sólo quieran trabajar 8 horas y además cobrando como si fueran los profesionales que todavía no son, y que en su delirio de derechos y conquistas sociales tengan la poca autoestima, y la poca dignidad, de preferir vagar en casa de sus padres trapicheando con esto y aquello, y salir luego con sus amigos a beber y a drogarse, que ponerse a trabajar para aprender y progresar, y poderse labrar con mucho esfuerzo un futuro próspero. En España no hay paro. En España no hay ganas de trabajar.

Decimos que admiramos a Rafa, y le vitoreamos cuando gana, pero no nos gusta. En nuestro día a día nos burlamos de él, lo despreciamos; retorcemos cada uno de sus sacrificios y logros y los tiramos a la basura. Nos molesta Rafa moral, nos incomoda. Porque somos unos derrotados, porque no estamos a la altura de nuestras vidas, porque no estamos dispuestos a pagar el precio de nuestros sueños, porque no tenemos el valor de verdaderamente dar la cara por aquello en lo que creemos, porque no entendemos que la última expresión de cualquier derecho es un deber y así languidecemos, reclamando y exigiendo, entre apabullantes privilegios que nunca nos hemos llegado a merecer.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación