Un ojo de halcón casi perfecto en el tenis

El tenis, tan alérgico a los cambios, rompió moldes hace unos años dando la bienvenida a la tecnología. Se abrazó al ojo de halcón porque una infinidad de bolas no quedaban claras y los jugadores empezaron a convivir con un sistema revolucionario que indicaba el bote exacto de la pelota. Hubo debate, pues todo lo nuevo genera murmullos, pero hoy en día ya nadie se sorprende cuando el jugador de turno pide la ayuda del ojo de halcón para resolver un punto dudoso. Es un sistema costoso y que no todos los torneos podían asumir, pero la ITF ya trabaja en un nuevo programa que suplirá a lo viejo conocido.

El Foxxtenn, que es como se llama el invento, es mucho más fiable que el ojo de halcón, pues se basa en el bote real de la pelota y no en una simulación.

Se utilizan 40 cámaras de alta velocidad sincronizadas con láser y se pueden analizar 150.000 imágenes por segundo. Con el ojo de halcón, lo que se hace es recrear la trayectoria más probable de la bola, basándose en datos de triangulación y utilizando sensores. La Federación Internacional de Tenis (TF), la ATP, la WTA y el Comité del Grand Slam han dado el visto bueno al desarrollo del negocio, y falta que se instaure en los circuitos. Se usó como experimento en el torneo ITF Senior de Barcelona y parece que el resultado fue bastante exitoso.

En el tenis actual, cada jugador tiene tres opciones de reclamar el servicio del ojo de halcón en cada set, sumando una cuarta adicional si se llega al tie break. Si se solicita y la máquina da la razón al jugador, no se pierde el «challenge» (término que se emplea para pedir al árbitro que aplique la tecnología ante una bola incierta). Hoy en día, casi todos los eventos de la ATP y de la WTA tienen este sistema (sin embargo, no en todas las pistas hay), con la excepción de los torneos que se disputan en tierra batida ya que el árbitro sigue decidiendo en las pelotas ajustadas a las líneas.

El tenis entendió que necesitaba de estas ayudas ya que, pese a los jueces de línea y al juez de silla, la velocidad de la bola es brutal y muchas veces es casi imposible descifrar el bote, pues es cuestión de milímetros. De todos modos, el ojo de halcón, que funciona desde 2006 de manera regular, no fue la primera relación que se estableció con la tecnología. En 1980 Wimbledon implementó el programa Cyclops, que utilizaba rayos infrarrojos para saber si el saque de cada jugador entraba en el cuadro o no.

El nuevo Foxxtenn

Es mucho más fiable que el ojo de halcón, pues se basa en el bote real de la pelota. Se utilizan 40 cámaras de alta velocidad sincronizadas con láser y se pueden analizar 150.000 imágenes por segundo. LA ITF ya lo ha aprobado.

Ojo de halcón

Desde hace una década se utiliza este sistema. En función de la velocidad y los sensores, se dibuja la trayectoria de la pelota.

Súper tie break

Muchos torneos lo utilizan en la modalidad de dobles para acortar los partidos. En vez de disputar un tercer set, se juega un tie break al mejor de diez puntos. En individuales no se ha implantado, y hay voces críticas como la de Rafa Nadal.

Sin «let» en el saque

Muchos tenistas reclaman que se suprima el «let», aunque otros no ven con buenos ojos ese cambio. Cuando se saca y toca la cinta, se debe repetir el servicio cuando la bola entra. En un punto, si la pelota impacta en la cinta no pasa nada.

Puntos de oro

Se ha probado en algún torneo de dobles como el Masters. Cuando se llega al «deuce», gana la pareja que sume el siguiente punto, sin la necesidad de llegar a ventaja y ganar un segundo punto. Se busca dar agilidad al juego y algo más de emoción.