Gonzalo Campelo posa con un balón de rugby en una plaza cercana a su domicilio gaditano
Gonzalo Campelo posa con un balón de rugby en una plaza cercana a su domicilio gaditano - Francis Jiménez/ABC

«El rugby es un deporte de caballeros; lo que pasó fue un hecho aislado y puntual»

Gonzalo Campelo, el jugador agredido hace más de dos años en Sevilla, habla de su experiencia y se sincera para ABC

SEVILLA Actualizado: Guardar
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El pasado 25 de febrero la Audiencia Provincial de Sevilla condenó a dos años de prisión y a una indemnización de 18.212 euros a un jugador de rugby que le dio una patada en la cara a un rival mientras estaba arrodillado recuperándose de una jugada anterior. El rugby es un deporte duro, de mucho contacto, pero con pocos episodios de violencia de este calado, algo que el protagonista de esta historia deja muy claro en su conversación con ABC. «Antes había practicado otros deportes y siempre he hablado y sigo hablando muy bien del rugby, porque esto fue un hecho puntual. Siempre lo dejo muy claro, que gente de este tipo hay en todos lados, yo tuve mala suerte y me tocó.

En otros deportes, por ejemplo en el fútbol, yo había tenido lesiones, no a tal nivel, pero sí insultos de otros, entradas de mala manera para hacer incluso daño. Y yo eso en el rugby no lo veía. Lo que pasó tuvo su repercusión dentro del rugby, porque el respeto al contrario y al árbitro es muy importante. Si jugadores con este tipo de actitudes siguen compitiendo, este deporte se perdería. Siempre diré que es un deporte de caballeros», explica Gonzalo Campelo, rugbier del Club de Rugby Cádiz agredido en noviembre de 2013.

En todo este tiempo, Gonzalo ha tenido el apoyo de mucha gente relacionada con el mundo del rugby, pero, como no puede ser de otra forma, se queda con los más cercanos: el cariño de sus familiares, sus compañeros del equipo y, sobre todo, del de su pareja, María, que presenció todo lo sucedido en el campo del San Jerónimo allá por noviembre de 2013. «El apoyo de los más cercanos fue clave. María, mi pareja, lo vivió todo muy cerca, vivió una situación muy difícil. En un principio quedé tirado en el césped y con convulsiones, de rodillas y con las piernas dobladas. El traslado en la ambulancia en el hospital, los días que estuve ingresado, la recuperación en casa... Me aguantó mucho, porque cuando un deportista está acostumbrado a competir y tiene que parar por algo así, le cambia hasta el humor», destacó Gonzalo, que recibió apoyos de otros clubes de rugby, de la Federación Española y de jugadores profesionales, con especial recuerdo para uno que compite en la liga argentina. Al margen de todo eso, Gonzalo se queda con el apoyo del doctor García Perla, el cirujano que lo operó en Sevilla. «Una vez que me operan, tuve que estar más de un mes sin poder apenas moverme, porque tenía placas e incluso no podía ni siquiera cambiar la tensión arterial en esa zona ni la presión. En la mandíbula, apenas tenía movilidad, tuve que ir recuperándola poco a poco. Empecé a practicar deporte poco a poco. El cirujano máxilofacial que me operó, que fue el doctor García Perla, que ha intervenido a otros deportistas y reconstruyó la cara del torero Juan José Padilla, siempre me ha animado a que volviese. Me ofreció la posibilidad de jugar con una máscara incluso por si me sentía inseguro. Pese a que esa zona está fuerte, tengo más riesgo de que las placas se muevan y me tuvieran que operar. Entonces lo que me recomendó es cambiar la posición, para no estar tan expuesto a golpes. Me estuvo apoyando. En la temporada siguiente a lo que pasó volví a jugar, he cambiado la posición, y hasta ahora», comenta. Gonzalo, que sigue compitiendo con el equipo, se dedica ahora también a la cantera y, como explica, a potenciar los escalafones inferiores del Club de Rugby Cádiz. «Sigo jugando, pero estoy muy involucrado en la parcela de la formación y las categorías inferiores. Entreno al equipo sub-18 y sub-16, organizando las categorías inferiores, que en el club necesitaban un empujón. Es otro ámbito en el deporte y estoy contento», advierte.

Se negaron a jugar

Gonzalo Campelo también cuenta las medidas que su club tomó tras lo acaecido ante el San Jerónimo. «Mi club tomó la decisión de no jugar más contra ese club. Ese año quedaba el segundo partido de vuelta contra el equipo de San Jerónimo en nuestra casa, pero el partido no se jugó porque mi equipo se negó. La Federación le dio los puntos al equipo sevillano y mi club tuvo que pagar una multa». Incluso piensa que en otras federaciones y en otros deportes, quizás su agresor habría sido sancionado de por vida. «Esta persona ha vuelto a jugar, porque la Federación Andaluza le impuso dos años de sanción, que respecto a la pena judicial es mínima. En otros deportes, no hubiera vuelto a jugar», finaliza.

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