Pádel

El 'Lobo' del pádel ataca Francia, la tierra por conquistar

El portuense Juan Lebrón domina con mano de hierro el deporte de la pala, fenómeno de masas en España y una disciplina que ha entrado con fuerza en el país galo

Juan Lebrón es un auténtico referente en el pádel. EFE

LA VOZ

Cádiz

El 'Lobo' del pádel se llama Juan Lebrón, un andaluz de 28 años de edad que domina con mano de hierro el deporte de la pala, fenómeno de masas en España y una disciplina que ha entrado con fuerza en Francia, tierra todavía por conquistar.

Entre presentadores de televisión y algún exjugador del PSG, la llegada de Lebrón casi pasa desapercibida en el recién estrenado 4Padel de Montreuil, en las afueras de París. Pero alguien se da cuenta de su presencia y todas las miradas se clavan en el fenómeno de la pala.

En una habitual mañana gris y desapacible del febrero parisino, el español ha roto con su rutina de pretemporada para volar a la capital francesa y ser la atracción de un torneo promocional de Babolat, la marca de sus palas.

«Me he escapado un 'diíta' para estar con vosotros», señala con acento sureño antes de su entrevista con la AFP.

El jugador nacido en El Puerto de Santa María (Cádiz) se somete a una férrea disciplina de entrenamiento que le ha permitido ser el número uno mundial desde el año 2019, aquel año con Paquito Navarro, y desde el año 2020 con Alejandro Galán.

«Entreno casi cinco horas al día, una hora y media de pádel por la mañana, una hora y media de físico y luego por la tarde otra hora y media en la cancha para trabajar técnica y situaciones de punto», relata. «Y luego el entrenamiento invisible; fisioterapeuta, recuperación, nutrición y psicología», añade este 'nativo' del pádel, que empezó a practicarlo con siete años siguiendo a su padre.

Lebrón es el gran dominador de una disciplina que arrasa en España -unos cuatro millones de practicantes-, con tradición en Sudamérica y que se extiende a gran ritmo por Europa en países como Suecia, Portugal y Francia, donde según la Federación de Tenis, que engloba el pádel, se ha pasado de 300 pistas en 2020 a 1.300 actualmente.

Un deporte en crecimiento

«El cambio ha sido brutal, es un fenómeno imparable. Venimos de jugar con paredes de muro y no me quiero imaginar dónde estaremos en diez años. Antes jugábamos en alberos (tierra) y ahora lo hacemos en el Foro Itálico (Roma) o en Roland Garros», señala Lebrón.

El simbólico primer torneo de pádel en las canchas de tierra batida donde reina Rafael Nadal con 14 títulos se lo llevó en julio, como no, la pareja española.

¿Cómo se construye una dupla prácticamente imbatible? «Lo más importante es afrontar las cosas a mejorar con humildad. El ego, cuando va bien o mal, hay que dejarlo fuera para avanzar», dice.

Sin embargo en la creciente afición al pádel hay quejas porque el monopolio Lebrón-Galán deja poco espacio a la competencia. «Entiendo a la gente, que quiere más diversificación, pero yo no me voy a dejar perder. Las quejas me son un poco indiferentes, no estoy al tanto de todas las cosas», despeja.

En 4Padel Lebrón se impacienta con el fotógrafo, que le pide que lance las bolas y sonría. «¿Cómo un malabarista?», responde con pocas ganas de posar.

Por su fuerte carácter, protagonista a veces de comportamientos cuestionados en la pista, también ha sido señalado. Entona el mea culpa. «Poco a poco he ido mejorando, es parte del recorrido», dice sobre su madurez personal y deportiva.

Su cara cambia cuando toca saltar a la pista. Pelotea con felicidad ante el que se ponga, ya sea el monitor del centro o un presentador de la televisión.

Más allá de la pala, Lebrón se alimenta de la música. «Antes y después de entrenar escucho, también cuando me voy a la cama, siempre estoy en contacto, es uno de mis pilares para desconectar, para evadirme y disfrutar de mí mismo y de mi gente». Entre los diferentes estilos que le gustan, el flamenco, disciplina en la que su hermana es 'bailaora'.

«Está en nuestra familia, tenemos muchos amigos que cantan y bailan, es una gozada disfrutarlo en directo», dice el 'Lobo'.

¿Por qué este apodo? «Me lo puso un comentarista hace tiempo. Por el arqueo que hago cuando me impulso, decía que parecía la mandíbula del lobo reflejada en la luna y así se quedó».

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