Hugo González, sexto en la final de 100 espalda

A Hugo González sus padres le tiraron a la piscina a los tres años para que aprendiera a nadar y no se ahogara en la piscina del chalé. Diecinueve años después, el deportista mallorquín ha quedado sexto en una final de los Juegos Olímpicos , en una prueba que ni siquiera es su favorita y en la que realizó su mejor marca personal (52.78). La carrera se cerró con el dominio incontestable de los nadadores rusos, Rylov y Kolesnikov , que se adjudicaron el oro y la plata, respectivamente, y obligaron al americano Ryan Murphy, compañero de Hugo en la Universidad de Berkeley, a conformarse con la medalla de bronce.

Hugo González está llevando sus límites más allá de lo que se esperaba . En el equipo de la Universidad de Berkeley, a las órdenes del técnico jefe del equipo estadounidense de natación, David Durden, ha pulido sus prodigiosas condiciones naturales, que ya le hicieron brillar en su época juvenil, hasta conformar un nadador maduro y ambicioso, con una comprensión cada vez más profunda de su deporte.

Su próxima cita en la piscina olímpica será el miércoles 28, a las 13.05 hora española, cuando salte al agua para nadar su prueba favorita, los 200 estilos , en la que se proclamó campeón de Europa el pasado mes de mayo en Budapest. Viendo su estado de forma, su mentalidad y el modo en el que está afrontando estos Juegos, nada -ni siquiera una medalla- es descartable. La natación española, que sobrevive a base de grandes figuras que parecen brotar de un campo yermo, ha encontrado un nuevo profeta.