Balonmano

Entrerríos: «Estoy muy feliz por este bronce; este día es muy emotivo para mí»

El capitán de los hispanos festeja con un bronce olímpico su retirada del deporte profesional

España pone el broche de bronce a una trayectoria de campeones

EFE

Pío García

Cuando acabó el partido y España se vio con el bronce , los hispanos alzaron los brazos, gritaron, se abrazaron, cayeron al suelo. Raúl Entrerríos, el capitán, el hombre que se despide del balonmano activo tras una carrera larga y muy exitosa, decía adiós a sus últimos minutos como profesional con las lágrimas nublándole la visión. Sus compañeros lo mantearon y le abrazaron. «Son palabras que me quedo para mí y que tengo que agradecerles», dice. Entrerríos se despide de un deporte que ha sido su «vida» y lo hace junto a unos compañeros a lo que no se cansa de alabar. «Estoy muy feliz por este bronce, este día es muy emotivo para mí». Hubieran deseado cerrar su trayectoria con un oro, pero al final recogieron un bronce. Una medalla olímpica, en cualquier caso. Julen Aguinagalde , que también se retira de la selección, pero que seguirá jugando al menos un año en Bidasoa, lo reconocía al final del partido: «Veníamos a ganar el oro, era nuestro objetivo. Pero una vez más nos hemos levantado en el peor momento y esta medalla de bronce es una manera de redondear algo que queríamos los que llevábamos muchos años aquí».

Los veteranos festejan un hermoso broche a su carrera y los demás saborean un metal que no se conseguía desde el año 2008 : «Se te rompe un sueño cuando sabes que no vas a estar en la final olímpica; pero hemos sabido sobreponernos -explica Edu Gurbindo -. Fueron 24 horas de luto, en la que no dejamos de pensar en el partido contra Dinamarca , pero fuimos capaces de transformarlo en algo positivo. Incluso ayer, que era un día extraño, estuvimos todos juntos, con buen humor, con buen ambiente. Eso me da doble felicidad: una por la medalla y otra por haber sido fieles a nuestro estilo». Al final del partido, España rompió la defensa egipcia con varios latigazos de Alex Djushebaev, cuyos lanzamientos abrieron un hueco que los egipcios ya no pudieron cerrar: «Sé que esta gente confía en mí -asegura-. Esas últimas acciones yo tengo la confianza de todo el equipo y me dejo la vida en esos lanzamientos. Hay veces que entrará, otras que no... Pero mientras el equipo siga confiando en mí, lo voy a dar todo». No lo tuvieron fácil porque Egipto, un equipo muy físico, con muchos centímetros y muchos kilos, ha encontrado ahora un estilo de juego efectivo gracias a la mano de Roberto García Parrondo. «Ellos son altos, grandes, fuertes y ahora con Roberto juegan a un estilo muy bueno. Su portería tiene un buen nivel. Nuestra defensa ha sido un bloque y Gonzalo nos ha ayudado parando. Defensivamente lo hemos hecho muy bien», sentenciaba Gedeón Guardiola.

Un bronce que, pese al disgusto de la semifinal, deja a los hispanos con muy buen sabor de boca. Y una despedida magnífica para varios nombres que han dejado profunda huella en el balonmano español.

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