Un aficionado para Dostoyevski

Los pesimistas hinchas rusos idealizan aun el pasado del fútbol soviético. España amargó dos de sus mejores momentos históricos

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Es poco explicable que Rusia, con 140 millones de habitantes, consiga resultados tan pobres teniendo una tradición futbolística.

Marc Bennetts, un periodista británico que vive en Moscú y ha escrito varios libros sobre el país, se preguntó por ello en “Football Dynamo”, un libro sobre la relación entre ese deporte y la Rusia Moderna que trataba de explicar la razón del fracaso de su selección . También el particular carácter del aficionado ruso, una mezcla de fatalismo y desinterés.

“El carácter de cada país se refleja en el fútbol, aunque creo que en Rusia está cambiando , está perdiendo la mentalidad autodestructiva”, explicó Bennets a ABC.

Bennets realizó varias entrevistas para indagar en el fracaso de la selección rusa. “Quizás Rusia es demasiado grande, quizás demasiado desorganizada, o posiblemente hay algo en el temperamento de los eslavos”. Una forma de pereza o apatía. También de arraigada falta de competitividad visible en el país desde edad temprana. Otro posible problema es la tendencia soviética a la sobreplanificación , la “zaorganizovannost” que asfixia la libertad del jugador.

Bennets recurre al cliché del apetito ruso por la autodestrucción, un rasgo eslavo que encuentra en Dostoieviski y en el fútbol ruso: la capacidad para arruinarlo todo en el último momento junto a un misterioso gusto por la derrota y la humillación.

Esa tradición fatalista se resume en una popular frase que proviene de la política. “Esperábamos algo mejor, pero las cosas salieron como siempre” . Lo dijo el Ministro Chernomyrdin para explicar la crisis económica del 98.

“El ruso idealiza el fútbol soviético. La Eurocopa de 1960 y Lew Yashin son su Edad de Oro”, explica Bennets. Siempre que hay una derrota (el 7-1 de Portugal en el 2004 es un ejemplo) surge la nostalgia: “Esto no habría pasado en la URSS”.

Lo soviético explica algunas cosas. El futbolista ruso ha tenido poca inventiva porque ha habido un exceso de dirección que limitaba la iniciativa individual. “La vida en los grandes bloques soviéticos de pisos, sin jardines, y la ausencia de fútbol callejero por los inviernos de seis meses”, añade. El futbolista no aprende trucos, crece previsible, sin chispa.

“El fútbol aun tiene mala reputación, como si fuera un deporte para hooligans borrachos. También hay un dicho: 'Al ruso le gusta más ganar que el fútbol'. Cuando ganan se enganchan , pero no son grandes fans”, explica Bennetts. Para el futbolista Dimitri Sychev, el fútbol no se vive en Rusia como en otros países, “no hay una obsesión nacional con el fútbol”.

Bennetts recogió una curiosa reflexión del delantero Berschartnyk al respecto: “Tal vez comemos la comida equivocada, las vitaminas equivocadas Los extranjeros en general saltan más alto, corren más rápido que nosotros. Para mí es un verdadero misterio ”.

Tras la Perestroika, el fútbol ruso se hundió. Esto intentó cambiarlo Putin tras las dolorosas derrotas contra Ucrania y Portugal a principios de siglo. Por eso llegó Gus Hiddink. “ La Eurocopa de 2008 parecía que iba a cambiar las cosas, pero no fue así”. Ese equipo fue derrotado por España en Semifinales. También la gran Rusia de Yashin topó con España en la final del 1964. Junto a la del 89 perdida contra la Holanda de Van Basten, fueron los grandes momentos del fútbol ruso.

Bennetts no cree que la historia cambie. “La mayoría de aficionados rusos piensa como yo. Haría falta un milagro ”.

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