Bélgica avanza al son español

Roberto Martínez, inédito en España porque hizo su carrera en el fútbol británico, dirige a uno de los mejores equipos del Mundial

Los integrantes de la selección de Bélgica atienden a las indicaciones de Roberto Martínez durante un entrenamiento AFP

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Roberto Martínez (Balaguer, 1973) fue recibido con críticas de sus futbolistas y la prensa cuando, el 1 de septiembre de 2016, debutó en el banquillo de Bélgica frente a la España de Lopetegui. Aquel día, un doblete de Silva puso cuesta arriba el despegue del catalán, un foráneo que reemplazaba a un mito del fútbol belga como Wilmots, acrecentadas las dudas por un currículum liviano. Casi dos años después, los diablos rojos son uno de los equipos que más elogios ha acumulado en el Mundial de Rusia.

En 1995 Inglaterra era aún territorio yermo para el jugador español. La Ley Bosman, que eliminaba el cupo de extranjeros por equipo, estaba a punto de transformar el modelo de los clubes. Fue entonces cuando tres españoles de la cantera del Zaragoza ficharon por el Wigan. Eran Jesús Seba, Isidro Díaz y Roberto Martínez . La suerte les había sido esquiva en el conjunto maño. El catalán, que había debutado con el primer equipo, había tenido que regresar a jugar en Tercera con el Balaguer. Su decisión tuvo eco en la prensa española, poco acostumbrada a la exportación de jugadores nacionales. Nayim, que había dejado el Barcelona para fichar por el Tottenham en 1988, había inaugurado el historial español en las Islas. Nada que ver con los 34 que en la última temporada tuvieron minutos en la Premier.

El trío se echó rápidamente al equipo a la espalda, lo que le valió que la grada lo apodase como «The three amigos» . Martínez, mediocentro, terminó el primer año en la Third Division -equivalente a la cuarta división- como máximo realizador del equipo, con 13 goles. Mientras que Seba deshizo el camino al término de la campaña, Díaz y Martínez encontraron el premio a su arrojo con un ascenso. El hoy seleccionador belga permaneció seis años en el Wigan. Después vinieron Motherwell, Walsall, Chester City y Swansea.

El 24 de febrero de 2007, cuando jugaba cedido en el Chester, los dirigentes del Swansea le telefonearon con una propuesta inopinada: querían que sustituyese en el cargo a Kenny Jackett, el técnico que había decidido no contar con él en la plantilla. El ilerdense carecía de experiencia en los banquillos, pero Toshack había insistido a Huw Kenkins, el presidente, en que no había nadie más indicado.

Nacía así el Martínez entrenador, un tipo metódico hasta la extenuación, frustrado los días en los que no saca tiempo para diseccionar al menos dos partidos. De inmediato, quiso replicar lo que doce años atrás había hecho el Wigan e incorporó a tres españoles: Rangel, «Bussy» y Orlandi. Dos años y cuatro meses en el Swansea que le valieron para sentar las bases de un equipo revitalizado, que ascendió a la Premier y que por momentos practicó un fútbol asociativo impropio en la liga. Martínez atendió la llamada del Wigan, donde protagonizó una de las mayores gestas del fútbol inglés reciente, con permiso del Leicester: arrebatar la FA Cup de 2013 al Manchester City . Ese mismo verano, el Everton contrató al español que, tras un inicio ilusionante, terminó dejando el club tres años después sin mayor gloria.

Acento inglés

La travesía de Martínez, tan apegado a lo británico que ya habla castellano con acento inglés, encontró en Bruselas su última parada. El cóctel en el que se mezclan formación española y experiencia británica sedujo a una federación en la que el grueso de sus estrellas despuntan en la Premier.

Además de reclutar a Henry para su staff, incorporó a su amigo Seba como ojeador. También a Iñaki Bergara, su preparador de porteros. Con ellos construyó al segundo mejor equipo de la fase de clasificación mundialista: nueve triunfos y un empate con 43 goles de por medio. Ahora, tras golear a Panamá (3-0) y Túnez (5-2), aspira a situar a la mejor generación belga en un escalón acorde a la categoría de los Hazard, De Bruyne o Courtois , apeados en los cuartos del europeo de 2016 y el Mundial de Brasil. A la espera del test del próximo jueves ante Inglaterra, a Martínez le pitan los oídos de recibir elogios. Bienvenidos sean.

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