Eurocopa 2016

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Eurocopa Francia 2016 - Selecciones

Campaña mágica de Cristiano... y queda la final

La estrella reaparece en el momento justo para adelantar a su tropa y seguir aplastando récords en la Eurocopa... Se acerca al Balón de Oro

Cristiano Ronaldo, ese futbolista que recibió palos de todos los colores por su floja actuación en los dos primeros partidos de la Eurocopa -penalti fallado incluido ante Austria-, que volvió a evaporarse en octavos y cuartos de final, volvió a comparecer este miércoles en Francia. Aterrizó en Lyon, de regreso, para catapultar a Portugal hacia la final del torneo galo, a la espera de los anfitriones o Alemania. Después de una primera parte aburrida -la tónica general de la competición continental, en la que el disfrute y la alegría para el espectador neutral se quedaron en el vestuario-, el atacante del Real Madrid rompió a Gales, con un soberbio cabezazo para adelantar a su tropa. A continuación, tres minutos después (en el 53), Nani, el nuevo fichaje del Valencia, asestó el golpe de gracia a un conjunto que depende demasiado de Gareth Bale, y que echó mucho en falta a Aaron Ramsey, su cerebro. Con esta victoria, el 'siete' de Portugal, CR7, acaricia una temporada mágica: se embolsó la undécima, se acerca al Balón de Oro, iguala a Platini como máximo artillero de la Eurocopa (9 tantos), se convierte en el primer profesional que celebra un gol en dos semifinales seguidas desde 1964... Y todavía queda la final.

El futbolista que más partidos ha disputado con el combinado luso (131, era un frágil casi adolescente cuando se estrenó de forma oficial en el torneo continental organizado por Portugal en 2004), el primero que pisa el césped tres semifinales (2004, 2012 y 2016), acusa, es cierto, el cansancio acumulado en un ejercicio extenuante, en el que el Madrid recaudó la Champions, aunque se marchó a las primeras de cambio de la Copa del Rey por la chirigota de Cherisev. Sin embargo, es poco dado a descansar el portugués, y en buena parte de la competición ha sufrido más que liderado a un combinado que solo había llegado a una final, -aquella que le arrebató la rácana Grecia en Lisboa, en casa-, muchas veces perdido y eclipsado -también enojado cuando tiró el micrófono a un periodista de una cadena ajena al deporte- por compañeros como Renato Sanches, un hombre del que se desconoce su edad exacto. Como mínimo, recaudará el subcampeonato, otro mérito más a un curso en el que acabó segundo anotador en la Liga, y pichichi en la Champions (16 tantos por 9 de Lewandowski). Y... ¿por qué no el título?

Chispazos, no regularidad

Porque Portugal, que hasta el duelo de Lyon no había ganado ningún partido en los 90 minutos -tres empates en la fase de grupos, un prórroga (Croacia) y una tanda de penaltis (Polonia)-, es una de las selecciones que carece de títulos, ni Eurocopa ni Mundial. En un torneo con sorpresas, ¿por qué no va tumbar el grupo de Fernando Santos a Francia o a Alemania? Por empeño de Cristiano Ronaldo -y la motivación que introducirá a sus compañeros hasta el domingo en la caseta-, no será. Porque asume el capitán, el líder, que a sus 31 años quizá sea su última gran ocasión para ganar un gran título con su selección; vamos, como le ocurrió a Leo Messi con la Copa América perdida a los penaltis hace un par de semanas.

En un duelo planteado como un Cristiano contra Bale, dos compañeros del Madrid cara a cara -aunque ambos se empeñaron en negar la evidencia-, el portugués, protagnista de una escuadra que se ha disfrazado de Italia durante el torneo- le ganó la partida al galés, que hasta ahora había firmado un torneo más completo, más destacado. Pero a la hora de la verdad, en el momento justo, el atacante luso apareció para aproximar a la gloria al combinado ibérico. Una Eurocopa no es regularidad, sino chispazos, instantes, y Ronaldo surgió ayer, y también en el duelo contra Hungría, el decisivo de la fase de grupos, en el que anotó dos dianas en un correcalles que permitió a los de Santos acceder como terceros de grupo.

Pero esa situación, también tras enfrentarse en octavos a una sorprendente Croacia -que en nada se pareció a la que tumbó a España y la abocó a un duelo contra Italia-, no le ha pasado. Verdad, lo de ganar antes del tiempo extra no se le había dado nada bien hasta este miércoles. Hasta que Cristiano Ronaldo se elevó, al más puro estilo Santillana, para adelantar a Portugal, la finalista. Y él se aproxima a la gloria, a una campaña inolvidable. Mágica.

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