Eurocopa 2016

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El hooliganismo ruso quiere el dominio

Ultras de distintas partes del país coincidieron de forma organizada en Marsella

El hooliganismo ruso quiere el dominio

Una foto anunciaba el sábado en las redes sociales la presencia en Marsella de los Gladiator Firm. Un voluminoso individuo con la espalda tatuada posaba con el puerto deportivo como fondo. Gladiator Firm es uno de los grupos que animan al Spartak de Moscú. Comenzaron en el 96 como una escisión. Querían superar el clásico y declinante hooliganismo a la inglesa y adoptar las maneras de los duros ultras polacos. La costumbre de quedar en los bosques a pegarse. Un «Club de la Lucha» en medio de la nieve. Holiganismo eslavo. Los ultras del Spartak, CSKA, Dynamo o Zenit graban todos estos encuentros.

El primer líder de los Gladiator fue Vasily «el asesino», conocido por el desarrollo casi deportivo de los combates. La gran batalla fundacional tuvo lugar en Sokolniki en 1998 con cerca de mil personas entre hinchas del CSKA y del Spartak.

Victor, «Mowgli», hicha de la facción Yaroslavka del CSKA, recuerda la que se celebró cerca de la estación de metro Kitai-Gorod en Moscú en 2001: 300 de un lado, 500 del otro.

Esas luchas acaban en victoria, derrota o empate, y se lleva un cómputo histórico.

En el libro «Top Boys», este ultra le contó a Cass Pennant, escritor centrado en la temática hooligan, sus aspiraciones al seguir a la selección rusa. «No queremos ser la segunda Polonia, no queremos ser la segunda Turquía, no usamos cuchillos, nada de armas. Queremos que nos conozcan por una lucha honesta con tipos de verdad».

Parece ser que sí hubo armas en Marsella, lanzamiento de objetos, y una organización que el experto Ronan Evan tildó en «L'Equipe» de «comando». También está claro que se produjo una gran alianza de aficionados rusos. Gladiator y Fratria del Spartak, Shady Horse del CSKA, los «Butchers (carniceros) de Orel» del Lokomotiv, o los renombrados del Zenit o del Torpedo Vladimir... Pero además hubo presencia de hinchas serbios con los que estos grupos rusos mantienen una sólida hermandad paneslava.

El portavoz del ministerio francés del interior aseguró ayer que las personas participantes en las peleas de Marsella «no eran conocidas por los servicios de seguridad de sus países», pero estos grupos tienen una reputación de décadas y la prensa inglesa ya recogió en febrero las amenazas anónimas de un hincha ruso: «En la Euro 2016 los ingleses no tendrán ninguna oportunidad. Son unos blandos, con sus camisas Lacoste y sus zapatillas de chica. Nosotros tipos duros, algunos del ejército y la policía. Seremos muchos de todas partes de Rusia luchando en el mismo bando».

Los ingleses han recibido sonoras palizas por parte de rusos y polacos los últimos años. Crearon el hooliganismo como el fútbol y ya no dominan ninguna de las dos cosas. Viven de su reputación. «Todos quieren probar si son tan buenos como dicen», dijo el ultra Viktor.

Pero además de la imprevisión, de fondo está la actitud de las autoridades rusas.

2010 fue un año clave a este respecto. Un hincha del Spartak fue asesinado por hinchas caucásicos y esto levantó una enorme movilización de hooligans y de grupos ultranacionalistas que se manifestaron de forma intimidatoria a las puertas del Kremlin y en otros lugares de Rusia. Las más de 5.000 personas demostraban un auténtico poder de organización y convocatoria y vínculos con formaciones políticas. Lejos de ser reprimidos, terminaron apaciguados por las autoridades y su sentimiento abiertamente anticaucásico siguió presente en el fútbol ruso desde entonces con manifestaciones racistas y hasta un intento de veto a sus equipos. El ultranacionalismo ruso de tipo étnico y xenófobo informa sus actuaciones con el conflicto de Chechenia de fondo.

Este mundo está tan presente que fue llevado al cine en 2013 en la película «Okolofutbola».

Las competiciones internacionales les dan la oportunidad de coincidir. Lo contaba el ultra Viktor Mogwli: «Cuando jugamos contra el Chelsea en Champions, sus ultras nos dieron una oportunidad de pelear contra ellos: 35 contra 40 de ellos que vinieron hasta nuestro hotel». La Eurocopa es como una justa continental de «free fight» mezclado con ultranacionalismo. La Eurovisión de los violentos. Las relaciones vienen marcadas por hitos particulares y por la propia historia del país. Los ultras polacos no perdonan a lo ucranianos la masacre de Volinia en la II Guerra Mundial; los ultras ucranianos, a su vez, viven en guerra declarada contra Rusia y en contacto con paramilitares. Los hinchas de ultraderecha del PSG, los Kog, han retado a los temibles ultras turcos, y ayer mismo, para redondear el quorum, un centenar de ultras alemanes hicieron su aparición en Lille. Allí juega Rusia el miércoles, y está previsto que también pasen la noche miles de ingleses que al día siguiente tienen partido en Lens. La Eurocopa ha convertido Francia en un avispero ultra.

Más de cien detenciones

Las fuerzas del orden francesas han realizado 116 detenciones desde que empezó la Eurocopa el pasado viernes. En un comunicado, el Ministerio de Interior precisó que de ellas, 63 quedaron bajo arresto. Pero esta no ha sido la única medida, Francia decretó la expulsión de tres de ellos, y decidió que otros cinco no podrán volver a entrar en el país.

El país galo ya venía tomando medidas similares al decretar que 3.000 personas que no tienen permitido el acceso a los estadios de fútbol en otros países, no podrían entrar al país.

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