Standard Lieja

La última vida de Víctor Valdés

El portero que renegó de su profesión y de su estrella busca refugio en la modesta liga de Bélgica

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Es el futbolista que pudo alcanzar la luna, pero renegó de su estrella. A los 34 años Víctor Valdés busca refugio, calor o el karma perdido en la liga de Bélgica, en un equipo (el Standard de Lieja) cuyo máximo logro durante 118 años consistió en llegar a la final de la Recopa de 1982. En apenas veinte meses, el portero rebelde llamado a la titularidad de la selección española ha protagonizado una deriva fatalista en la que encadena malas noticias. Se lesionó de gravedad, se marchó del Barcelona, lo repudió el Mónaco, chocó contra Van Gaal en el Manchester United... Y ha acabado en el Standard.

Tal vez su espíritu vital y sus circunstancias profesionales se puedan resumir a partir de una entrevista que concedió este verano a una radio colombiana, RCN.

«Si me dieran a elegir, no volvería a ser portero. Me hicieron creer que servía y por circunstancias llegué a ser profesional», manifestó en un declaración repleta de melancolía y pesimismo.

Ese lado oscuro de Valdés, un hermetismo agregado a su personalidad, quedó reflejado en el libro que escribió de puño y letra, el #métodoV: 129 páginas en las que ofrece ayuda para gestionar la presión y alcanzar los objetivos. Valdés, una persona espiritual y reconcentrada en sus pensamientos, aconseja diseñar «tu escalera de objetivos», simplificar tu vida «con humildad», adquirir hábitos saludables, «llenar el cesto» y afrontar el momento crucial «con pasotismo». El resultado debería conducir a una «gran satisfacción».

La teoría, sin embargo, no le ha reportado toda la sabiduría al magnífico portero -para algunos el mejor en la historia del Barça-, ya que su caída libre desde la lesión parece evidente. «Me siento mejor en el pesimismo», escribe en su libro. «Pienso en lo peor y me aíslo de las expectatvas de los demás. Si no esperan nada, no tengo nada que darles».

Retrato sentimental de un tipo solitario e impulsivo que ya demostró carácter cuando era casi un adolescente. En noviembre de 2002 Van Gaal lo llamó para el primer equipo del Barça por las lesiones de Bonanno y Enke. Pero cuando ambos se recuperaron, ordenó a Valdés que regresara al filial. El portero de 20 años se negó a aceptar la orden y se declaró en rebeldía.

«Una vez que acepto todo lo que puede ir mal, me siento relajado y sereno, y es entonces cuando me concentro y puedo dar lo mejor de mí», cuenta en el #métodoV. Tal vez en el Standard, lejos de los focos, regrese el gran portero que fue.

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