Setién, experimento de pésimo resultado

Quique Setién será la primera víctima de la infame temporada que el Barcelona cerró con el 2-8 recibido ante el Bayern de Múnich. El técnico aterrizó en el Camp Nou avalado por sus elogios a la filosofía de Cruyff, aunque su afán resultadista le impidió ponerla en práctica. Su pírrico curriculum y su nula experiencia en un vestuario de élite le pasaron factura a las primeras de cambio . No le ayudó su volcánico ayudante, Eder Sarabia, que cometió el sacrilegio de criticar a los futbolistas durante el clásico. Messi le retiró la palabra y Luis Suárez le señaló tras una derrota. «Ya dije que jugando así no ganaríamos la Champions y no nos ha alcanzado ni para la Liga. Y si seguimos así no ganaremos al Nápoles», advirtió Messi tras perder ante Osasuna en el Camp Nou. Una sentencia de muerte a Setién que instaba a tomar medidas. «Este partido marca cómo fue todo el año: un equipo débil al que le ganan por intensidad y por ganas. El Madrid hizo lo suyo, desde el parón hasta ahora no perdió y tiene mucho mérito, pero nosotros pusimos de nuestra parte. Tenemos que hacer autocrítica global , somos el Barça y estamos obligados a mirar por nosotros y no el rival», añadió.

Bartomeu se vio obligado a visitar a Setién en su domicilio personal para ratificarle y mediar entre el técnico y Messi, que acordaron una paz provisional para no enturbiar aún más el final de temporada. No cayó de pie el cántabro en el vestuario culé tras la destitución de Valverde y no pudo mejorar los resultados del extremeño, que había dejado al Barcelona líder en la Liga y al equipo clasificado para los octavos de final de la Champions de forma impecable.

El representante de Setién, Edoardo Crnjar, supo aprovecharse del momento convulso que vivía el Barça tras la negativa de Xavi Hernández y Ronald Koeman a hacerse cargo del banquillo para arañar un excelente contrato de un año y medio más otro opcional vinculado al visto bueno del nuevo presidente. No lo cumplirá. El propio Setién es consciente de ello tras el batacazo del viernes. «Ya no sólo me preocupa mi futuro, sino que es una derrota muy dolorosa para el club y la afición. Sé lo que supone una derrota de este calibre . Sé que la credibilidad de un entrenador disminuye cuando pasa algo así», reconocía admitiendo que ha agotado todo su crédito.

Busca ahora Bartomeu un nuevo entrenador con el que afrontar su última temporada, sabiendo que no es tarea fácil. Escasean los candidatos que encajen en la filosofía azulgrana, que ilusionen a la masa social y que presenten un palmarés y experiencia que les permita afrontar un año de transición. Sin tener un gran recorrido en los banquillos, Xavi aúna el consenso del barcelonismo, pero el canterano quiere plenos poderes y acometer una profunda regeneración en la plantilla, algo complicado por el estado de las arcas tras el impacto del Covid-19. También Koeman reúne varias cualidades, pero no está dispuesto a renunciar a la Eurocopa, a la que acudirá con Holanda.

Pierde enteros una de las propuestas de un sector de la directiva azulgrana, la interinidad de García Pimienta , que no ha logrado el ansiado ascenso a Segunda con el filial. Y aparece Mauricio Pochettino , avalado por el propio Bartomeu, pero con un pasado emocional excesivamente vinculado al Espanyol.