Raúl, en la semifinal ante el Fort Lauderdale
Raúl, en la semifinal ante el Fort Lauderdale - Reuters
Estados Unidos

Raúl se niega a decir adiós

Un latigazo con la zurda del ‘siete’ eterno regala una final al New York Cosmos y otros noventa minutos de su fútbol al mundo.

Nueva York Actualizado: Guardar
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Raúl National American Soccer League disputará un título en el último partido de su carrera, después de que su equipo, el New York Cosmos, se impusiera el sábado por la noche por 2-1 en la semifinal de la National American Soccer League a los Ft. Lauderdale Strikers.

El ’siete’ no jugó arrastrado ni de comparsa. Marcó el gol que selló la remontada de su equipo, dejó gotas de calidad -una ‘croqueta’ en la esquina del área, un recorte torero con la zurda sobre la línea de fondo, un control exquisito con el exterior-, durmió el partido al final y peleó lo que permiten sus 38 años.

Podía haber sido el último partido de Raúl, que el mes pasado anunció su retirada definitiva después de esta temporada.

En el estadio MCU Park, en el Sur de Brooklyn, había una sensación precavida de homenaje, por lo que pudiera pasar. El club repartió camisetas verdes con la imagen de Raúl y Marcos Senna, compañero en el equipo neoyorquino, con la palabra ‘leyendas’. En palcos privados estaban Mamen, la mujer del futbolista, y sus hijos, amigos de la familia y de la profesión: Fernando Hierro y David Villa -que juega en el New York City FC de la MLS, la liga de fútbol profesional más importante de EE.UU.- fueron a ver los últimos coletazos de una carrera legendaria.

Pero Raúl espantó el tufo a despedida en el minuto 61. El delantero ha podido perder frescura, pero no el olfato de depredador del área, siempre en el sitio exacto hacer sangre. Como el chiquillo escuálido que se hartaba a marcar goles en las canchas modestas de su barrio, San Cristóbal, en Villaverde, en el Sur de Madrid; como el adolescente que marcó su primer gol en su segundo partido oficial, contra el Atlético de Madrid, el equipo de su infancia, hace casi exactamente 21 años. Controló un balón sin dueño en el balcón del área y soltó el látigo de su zurda, un disparo feo -nunca fue estético el fútbol de Raúl- pero efectivo, que se coló en la portería tras tocar el palo.

El ‘siete’ dejó claro que no le falta hambre, aunque la NSL sea una liga menor y el escenario no fuera el de una despedida gloriosa: un campo de béisbol de un equipo de las ligas menores reconvertido, con césped artificial, con parches de color marrón en la zona del diamante de béisbol, con menos de media entrada y apenas cinco mil espectadores, según el cálculo oficial -parecían menos-; animado por una ‘barra brava’ de cartón-piedra organizada por el club, que encadenaba himnos de equipos argentinos con monotonía; y a la sombra del parque de atracciones de Coney Island, desvencijado, que parece un fantasma ‘kitsch’ en invierno.

Nada de esto pareció importar a Raúl, cuya fantasía -al contrario que la de Coney Island- no está oxidada. Uno se lo imagina peleando hasta el final y metiendo la puntera para desempatar un partido en una pachanga en el jardín de su casa.

El partido comenzó cuesta arriba para los Cosmos, que encajaron un gol en el minuto 16 tras dos errores defensivos. El equipo neoyorquino tuvo la suerte de empatar tras un saque falta desde el lateral, en el que el argentino Gastón Cellerino aprovechó un mal rechace de la defensa de los Strikers. La botó Marcos Senna, otro jugador eterno, que dio una lección de fútbol en la segunda parte. Manejó el ritmo a su antojo y recuperó demasiados balones para un futbolista de 39 años.

«Es un sueño acabar mi carrera en una final con el Cosmos», dijo Raúl al acabar el partido, según publicó en Twitter la NASL. Como es habitual, el delantero no compareció con los medios de comunicación al acabar el partido. Solo habló con su disparo, que regala una final al Cosmos y otra oportunidad para verle tocar un balón. Será en la final de la NASL, el próximo domingo.

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