Juan Pablo Colmenarejo

Punto y seguido

La temporada tiene una pinta estupenda para los rojiblancos. Un segundo puesto después de Messi y mucha vida en el torneo europeo que nos dio tanto a los atléticos

Vitolo pisaba en su campo. En realidad no, porque estaba en el Bernabéu. Se iba solo el canario con ventaja y en dos contra uno. Costa, que muerde y no suelta, merodeaba por el otro costado. Pero en el campo del lado fácil de la vida te pitan fuera de juego arrancando desde tu terreno. El Aleti se lleva un punto. Los tres estuvieron al alcance de Koke, el tiro le salió a media altura. Desde esa distancia cuanto más cerca de la verde pradera mejor veneno sale de la bota. Después de ir perdiendo y con el rival pidiendo penalti en cada estornudo dentro del área, tuvo el Aleti veinte minutos estupendos. En ese rato, el citado Vitolo hizo lo mejor desde que se alistó a la tropa del Cholo. El pase de gol a Griezmann recordó a Caminero. El partido lo pudo ganar el Aleti de Madrid y también lo contrario. En cualquier acrobacia de alguno de los de enfrente te montan un lío como el de Cifuentes a Rajoy. De una insignificancia se organiza una crisis de Estado, te marcan gol si mides mal. Le pasó a nuestro Lucas, que mira más al que remata y debe a Hacienda que al balón. Entre medias de la eliminatoria con el Sporting de Portugal plantó Simeone un equipo armado hasta los dientes. Koke, Saúl y Thomas hacen cimiento y cemento. El de Ghana ocupa su espacio y el de todos los demás.

El Aleti crece en los partidos según va mejorando el fiero Thomas. Ya no se pone nervioso. No pierde ni el sitio, ni la pelota. Cada día se parece más a Tiago. Para y mira. Se gira y pasa. Y sale hacia delante. Desborda a los contrarios y busca a Costa o a Griezmann. Tiene el Aleti un 5 de Premier League. Es un tallo de mucho cuidado. Como dice Simeone: ¡Muy bien Tomás!. El segundo de la Liga no se deja ganar por el tercero. Entre Luis y Simeone hubo un agujero negro. Cada partido con el de enfrente era un tragedia. O una comedia. El Aleti entraba en pánico o en ridículo. Ahora vamos contra ellos sin temor a que con un gol en contra se nos venga todo abajo.

Tiene el Aleti el mejor portero de su historia. No hay duda. Oblak es ya una leyenda hasta la fecha. La parada final es una obra de arte. Una mano de ángel que desciende desde el cielo metropolitano. Y por supuesto, siempre nos quedará Griezmann. No debe irse del Aleti ni cuando tiene permiso para jugar en un amistoso con sus familiares y amigos. Cada vez que recibe en el medio, toca a la primera y descarga, se abre un mundo nuevo. Tiene tal sentido del juego que cuando vaya cumpliendo años va a ser un pasador extraordinario. El control y el centro antes del pase a Correa, que suele enterarse más bien poco, es un obra de arte. Ojalá que el francés no huya de España y nos quedemos sin su luz. El Aleti se ha afrancesado con él. Es nuestra Ilustración liberal que mezcla bien con el peronismo gesticulante de Simeone. Mirar al Cholo vale la entrada. Pide una tarjeta con vehemencia o controla entre el pecho y la corbata un balón perdido. Desde que llegó somos felices.

La temporada tiene una pinta estupenda. Un segundo puesto después de Messi y mucha vida en el torneo europeo que nos dio tanto. El Aleti de hoy es de Simeone. Sus uno a cero saben a gloria. A pesar del cambio de Estadio y de escudo, la idea permanece y con Simeone crece. Punto y segundo, oro molido. Por si acaso, nunca dejes de creer. Hasta los niños empiezan a darse cuenta de lo que están viviendo. Salvo que no acaba de encontrar su mejor corte de pelo, nadie es perfecto, con Simeone soñamos en cada instante, pisando Las verdes praderas de Garci.

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