Filiales que tumban ciudades

En España los segundos equipos foguean a sus promesas al tiempo que perjudican a muchos clubes e hinchas

Jugadores del Racing de Santander y el Barcelona B disputan un balón ABC
Alejandro Díaz-Agero

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Lo sintetizó Guardiola al final de la temporada p asada : «El problema que tenemos en Inglaterra los entrenadores con respecto a los filiales es que no compiten ; sólo juegan entre ellos, sin público. En España, los segundos equipos del Barcelona o el Madrid juegan frente a 40.000 personas cada fin de semana. En Italia o Alemania también juegan partidos exigentes contra gente de 30 años. Esa es la mejor manera de mejorar, no entrenar a ratos con el primer equipo».

Ocurre que estos son los lamentos del técnico de uno de los mejores equipos de Europa. Sus intereses van de la mano de los de su club, y no necesariamente en consonancia con los del resto. En este caso, si se le argumentase la misma cuestión a los otros 19 entrenadores de la Premier League, el planteamiento que expondrían sería, en la práctica totalidad de los casos, calcado al del preparador catalán. Si se hiciese el mismo experimento con los de las divisiones inferiores, probablemente su opinión iría en el sentido opuesto. El quid de la cuestión radica en que donde termina el problema que hace meses planteaba Guardiola, comienza el de cientos de clubes .

La otra cara de la moneda

Extrapolado a España, donde en opinión del entrenador del Manchester City, se da el modelo idóneo para la formación de futbolistas , emerge la otra cara de la moneda: la consecuencia de que 19 filiales tengan plaza en las dos categorías inmediatamente inferiores a la elite -el Barça B y el Sevilla Atlético en Segunda y otros 17 en Segunda B- es que 19 ciudades no podrán ver a su equipo competir al nivel que desearían .

Ginés Meléndez: «Los jugadores progresan cuando tienen oposición»

La situación de los clubes insignia de Mallorca, Elche, Murcia, Huelva o Santander ejemplifica lo que el modelo español conlleva. Deberán pegarse con 75 equipos por una de las cuatro plazas que dan acceso al fútbol profesional. Competir contra un equipo «protegido» por un hermano mayor capaz de invertir millones y millones (el Real Madrid gastó cuatro millones en fichar al noruego Odegaard, por ejemplo) supone una enorme desventaja estructural. El Racing de Santander tuvo la opción de consumar su ascenso a Segunda división en el último playoff, pero cayó frente Barça B en la última ronda, con 21.824 personas abarrotando el estadio El Sardinero.

Que clubes con peso en el fútbol español se despeñen por las últimas categorías tiene consecuencias relevantes: parte de su afición podría perder el interés en el equipo de su ciudad y mirar hacia otros estadios , lo cual dinamita esa esencia del fútbol que tantas veces se elogia cuando se habla de lo llenos que están los campos en ligas como la inglesa. Además, la pérdida de dinero -principalmente proveniente de los derechos de televisión- que conlleva un descenso repercutirá en uno de los principales argumentos de quienes izan la bandera de la profesionalización de los filiales: los relegados perderían capacidad de inversión en sus canteras y el nivel de los jóvenes quedaría supeditado a la aparición esporádica de talentos naturales.

Murcia y Recreativo de Huelva se enfrentaron en el grupo IV de 2ªB esta última temporada LOF

Liga de filiales

Ginés Meléndez , responsable de las categorías inferiores de la selección española, se congratula del sistema que impera en el territorio del que se alimenta su federación. Lo explica: «Los jugadores progresan cuando tienen oposición. Un jugador con calidad y talento, cuanto antes juegue en una competición superior, mejor . Un chico con muchas cualidades en una competición inferior tendrá una progresión tardía porque todo lo hará con sencillez. Si compite con jugadores de un nivel superior, se esfuerza más y su mejoría es evidente».

Luis Milla: «Que los jóvenes jueguen en 2ªB es básico por la exigencia y la competitividad de la categoría»

La posibilidad de emular a la Premier y crear una liga específica para los filiales salió a flote hace años. La propuesta en firme la hizo la Liga de Fútbol Profesional con vistas a la temporada 2010/2011, pero finalmente los clubes no alcanzaron un acuerdo. La idea era que los segundos equipos de los clubes en Primera y Segunda formasen una competición con 42 participantes divididos en tres grupos. Los jugadores deberían tener entre 16 y 21 años, sólo se permitiría la inclusión de cinco extracomunitarios y los lesionados del primer equipo que estuviesen recuperándose de una lesión podrían jugar algunos minutos.

«Teniendo en cuenta que son edades en las que tienen que coger minutos, el hecho de jugar en 2ª B es básico por la exigencia y la competitividad de la categoría. Uno de los secretos por los que España gana en categorías inferiores es porque los jóvenes gozan de una buena organización y estructuras para que puedan competir pronto », argumenta Luis Milla , que estuvo al frente de la sub 21 entre 2010 y 2012 y ahora dirige a la selección de Indonesia. Continúa: «La liga de filiales sería muy cara para los clubes. Y yo tengo mis dudas de que haya suficientes jóvenes como para competir en una categoría así».

Al ejemplo inglés lo complementa el italiano: allí disponen de la Liga Primavera , completamente separada del sistema profesional. En Alemania , los filiales no pueden subir más allá de la tercera división. En Francia van más lejos: no hay segundos equipos por encima de la cuarta categoría. Incluso la competición de grandes clubes por antonomasia, la Champions League, se ha adaptado con la UEFA Youth League .

Entre tanto, España tiene aún caliente la nueva hornada de estrellas que opositan a dominar el fútbol durante los próximos años, con nombres como los de Asensio, Ceballos o Vallejo encabezando el cartel. Mientras se les disfruta, una cuestión : abrazar el fútbol concebido como un criadero de superestrellas, o velar porque la buena salud de los clubes sea una prioridad a la que deban supeditarse los intereses de un grupo reducido -y poderoso- de equipos.

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