España se juega su imagen en el River-Boca
El domingo, España se juega su imagen. Si no hay incidentes, nos anotaremos un tanto descomunal
Desde que se conoció la noticia de la designación del Santiago Bernabéu como sede del partido de vuelta de la final de la Copa Libertadores, a los redactores de Deportes de ABC nos han reclamado para intervenir en media docena de emisoras de radio argentinas, como si aquí tuviéramos una bola mágica más cristalina que la suya para adivinar un futuro a todas luces imprevisible. Uno de esos programas es «El Exprimidor», que se emite por las mañanas en Radio Latina, y está dirigido por un conocido locutor llamado Ari Paluch. Mientras esperaba para entrar en antena, escuché un largo discurso de Paluch sobre España que me llamó la atención, por cuanto no es muy habitual oír hablar tan bien de nuestro país. Contrasta, por cierto, con el catastrofismo con el que nos dan la turra los independentistas y los populistas españoles.
«España es un país del Primer Mundo y Argentina es un país del Tercer Mundo que no es capaz de organizar una final y tiene que pedir que se la organice el país del Primer Mundo», proclamó Paluch tras glosar el nivel de vida español respecto al argentino. «Claro que también hay gente que gana 700 euros y que tiene que compartir habitación para llegar a final de mes, pero hay que reconocerlo: España nos está pasando el trapo. ¡Cuánto hemos retrocedido!», zanjó.
Esa solvencia como país, al que se presume con capacidad para organizar contra reloj un evento de esta complejidad, unida a la afinidad cultural entre ambas naciones, ha sido determinante a la hora de elegir a Madrid. Así que por encima de los riesgos materiales y humanos -que sin duda los hay- España se juega su imagen. Si al final todo se celebra con normalidad y sin incidentes graves, nuestro país se habrá anotado un tanto descomunal y seguirá siendo visto como un país en el que se puede confiar e invertir. Pero si la cosa sale mal y los radicales de Boca y River consiguen adueñarse de las calles de Madrid, seremos el hazmerreír de todo el planeta. Sin medias tintas.
En términos futbolísticos, los cronistas hablarían de un duelo a cara o cruz, donde España se juega su imagen y su prestigio. Mucho más que cualquier trofeo.
