River Plate celebra con la Copa Libertadores
River Plate celebra con la Copa Libertadores - reuters
River Plate

Del pozo al cielo en 50 meses

Descendió a Segunda en 2011, ascendió al año siguiente y ayer el River Plate ganó su tercera Copa Libertadores

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El River Plate se sacó la espinita y consiguió superar un desafío que tenía atragantado desde hace 19 años. Vuelve a tocar el cielo al proclamarse campeón de la Copa Libertadores después de vencer al Tigres (3-0) en una final épica en la que Alario, Sánchez, de penalti, y Funes Mori acabaron con la resistencia mexicana.

Los «millonarios», ante más de 60.000 almas que animaron sin parar, levantaron el trofeo continental por tercera vez en su historia. Un equipo que, con Cavenaghi como líder, logra escribir su nombre en la historia más grande del club argentino, al igual que lo hicieran antes las míticas escuadras guiadas por Héctor «Bambino» Veira, en 1986, y diez años más tarde por Ramón Díaz.

En el olvido quedaron ya definitivamente los tiempos más oscuros y tristes de una de las instituciones más grandes de Argentina, que no hace mucho penaba por segunda división. El River, que con Marcelo Gallardo en el banquillo vuelve al primer plano de la escena internacional, se convierte en el club que más rápido logró ganar la Copa Libertadores después de sufrir un descenso.

Pasaron 1.482 días, casi 50 meses, desde aquel 26 de junio de 2011 en el que los «millonarios» perdieron la categoría y ahora, cuatro años más tarde, se vuelven a situar en la cima de América. Sin embargo, el camino a la final no resultó fácil porque se clasificó de milagro ante el mismo Tigres en la primera ronda y luego llegó una eliminatoria «fratricida».

Un encuentro en el que hubo más que fútbol. Venció en su estadio y se presentó con ventaja a La Bombonera, donde sus futbolistas sufrieron una salvaje agresión con gas por parte de los ultras del Boca Juniorsque impidió disputar la segunda parte del duelo. Cruzeiro y Guaraní completaron su andadura antes de llegar al partido por el título.

Personalidad y carácter

El conjunto argentino, que había empatado en México (0-0), afrontó la vuelta frente al Tigres con la decisión de los equipos que tienen claro lo que quieren. Fue inteligente, presionó donde debía y la entrega fue encomiable en la primera parte. Los futbolistas de Gallardo tenían bien aprendida la lección y jugaron como a él le gusta, con esa impronta que supo transmitir a una plantilla que comenzó a dirigir hace poco más de un año.

Con el «Muñeco» Gallardo, River ha aprendido a jugar esta clase de encuentros y no se desesperó ante la presión del equipo mexicano, que vendió muy cara su derrota. Los argentinos no sufrieron ante su rival ni acusaron la presión que genera una final. Hicieron lo que le pedía su hinchada: mostraron personalidad y carácter para terminar levantando el título.

El River dejó atrás las heridas del pasado. En el fútbol todo pasa muy rápido y así lo ha entendido el conjunto «millonario», protagonista de un ciclo inolvidable de alegrías sin interrupción culminado con la Libertadores. Dieciocho meses en los que no sólo consiguió regresar a Primera, sino que además conquistó el título de liga argentino después de seis años de espera y celebró la Copa Sudamericana tras 17 años. Pero lo más importante para su hinchada fue que venció a Boca Juniors, su eterno rival, en las dos ocasiones en las que se enfrentaron en torneos continentales.

Gallardo, el hombre clave

Marcelo Gallardo entra en la historia por ser el primero en ganar la Copa Libertadores como jugador (en 1996) y como entrenador. Un técnico con hambre de gloria y la fijación por levantar el máximo trofeo del continente, ese que ya es una realidad.

Bajo una intensa lluvia que llenó aún más de emotividad el partido, los aficionados no cesaron de cantar un «himno» que estalló desde lo más profundo. «¡Dale, campeón! ¡Dale, campeón!», fue la música que cerró la victoria. En el Monumental se desató una fiesta, pero la ambición de River no termina, ahora le toca pensar en el Mundial de Clubes en diciembre con el Barcelona como gran desafío. Pero ese es un compromiso a futuro. Ahora es tiempo de celebrar, porque River volvió a ser River.

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