Luis Suárez
Luis Suárez - EFE
Barcelona

Luis Suárez, otro que se enfada con Luis Enrique

Al uruguayo no le sentó nada bien su sustitución después de participar en los tres goles del Barça en Granada

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Costaba descifrar la pizarra del cuarto árbitro el sábado en Los Cármenes. El sol desdibujaba los números. Luis Suárez miró a la banda, enfocó sus ojos y finalmente entendió que el ayudante de Jaime Latre señalaba el dorsal número «9». No le sentó nada bien al uruguayo el cambio y tampoco hizo nada por disimularlo. Saludó a Pedro, se sentó en el banquillo y empezó a negar con la cabeza. Sus gestos no dejaban lugar a dudas: no compartía la decisión de su entrenador. Se encendía un fuego más dentro del vestuario azulgrana.

Luis Suárez había participado en los tres goles del Barcelona. El primero llegó tras un rebote de la defensa a disparo suyo que remató Rakitic. El segundo, llevó su firma tras una maravillosa pared con el propio Rakitic.

Lo mejor del choque, sin duda. Y en el tercero, su generosidad para regalarle un gol a Messi rozó la pleitesía. Quizás pensó el charrúa que ese gesto hacia la estrella era suficiente para acabar el partido sobre el verde. Un guiño a Leo siempre ayuda. El encuentro, tosco y trabado, se estaba empezando a romper justo cuando Suárez abandonó el campo, lo que a buen seguro acrecentó el enfado de un delantero que necesita empezar a sumar en su hoja de servicios. Y esos doce minutos que le «robó» el entrenador asturiano le podrían haber ido muy bien.

No es la primera vez esta temporada que un futbolista del Barcelona se enfada después de ser sustituido por Luis Enrique. Y no es «Lucho» técnico que encaje demasiado bien este tipo insubordinaciones. En Manchester, la patada de Alves a una botella de agua después de ser cambiado traspasó fronteras. Y apenas unas semanas antes, fue el turno de Neymar. El brasileño, como Suárez, no ocultó su enfado cuando vio su dorsal en el cartel del cuarto árbitro ante el Elche en partido de Copa. «Ney» abandonó el terreno de juego visiblemente enojado y no cruzó ni media mirada con su entrenador. Hasta el momento, ninguno de estos gestos ha ido más allá, ni ha trascendido sanción alguna, pero de lo que cabe ninguna duda es que todos están anotados en la libreta de Luis Enrique.

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