Fórmula 1«Fernando, conduce despacio»

Alonso no esconde su desconsuelo por el mal día de estreno y las indicaciones del garaje para cuidar los ritmos del coche

MONTMELÓ Actualizado: Guardar
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Una de las situaciones que peor lleva Fernando Alonso es el contrasentido de conducir con lentitud coches que se han concebido para la velocidad extrema, para alcanzar o superar límites y convertirlos en excepcionales. El piloto asturiano se pasó la mayor parte del día de su tercer estreno con McLaren jugando al tenis y levantando pesas en el gimnasio. El motor Honda se averió en la primera vuelta del primer día de ensayos del curso de Fórmula 1. Casi como si el tiempo no hubiera transcurrido en beneficio del histórico equipo inglés, que ya protagonizó una escalofriante premier en 2015. Pero lo que alteró los biorritmos del español fueron las indicaciones que le llegaron desde el garaje, los ingenieros de la escudería y su telemetría matemática.

«Fernando, conduce despacio», le aconsejaron para desesperación de un tipo que solo entiende el deporte desde un punto de vista: pelear.

Se desconfiguró el motor Honda del McLaren a las nueve y cinco de la mañana, mucho frío en Montmeló, y poco eco en los medios. «Solo dos periodistas españoles a la puerta del garaje», se sorprendía un fotógrafo japonés, ávido de captar imágenes potentes y, sobre todo, positivas del propulsor nipón.

Pero nada de esto sucedió. El motor Honda es el verso suelto en una escudería que se siente preparada desde el punto de vista del diseño, la capacitación profesional de sus trabajadores y el talento de su piloto estrella. Una fuga en el depósito de aceite, o lo que fuese. «Tardaremos varias horas en repararlo», le comunicaron a Alonso. Y éste, para no perder el día por completo, se marchó al gimnasio de su hotel en Granollers.

Mientras los ingenieros japoneses trataban de acortar los plazos, la nueva Fórmula 1 no mostró grandes novedades. Todos los monoplazas equipados con motor Mercedes brillaron, lucieron o corrieron muchos kilómetros. Hamilton y Bottas asustaron a la competencia. El coche campeón no solo aguanta (152 vueltas), sino que sigue volando (Hamilton, el mejor tiempo). Se vio una com,petente prestación de Ferrari (128 giros para Vettel) y muchos problemas para otro motor en pañales (el Renault en el Red Bull).

Cuando regresó del partido de tenis, pasadas las dos de la tarde, Alonso se encontró con la sugerencia irritante. «Fernando, conduce despacio», le susurraron por la radio. «No tengo un diagnóstico para el coche, ya que me dijeron que fuese despacio para calibrar bien todos los parámetros -comentó el ovetense-. Frené en las curvas tres segundos antes, giraba para la izquierda cuando tenía que ir a la derecha. No hay que esconder que hemos tenido un mal día. Nadie en el equipo está contento hoy».

La pregunta vuela inevitable hacia el campeón español. ¿Será un problema puntual o permanente? «No sé que tipo de problema es. Supongo que no se tratará de una cuestión que se arregle en cinco minutos. Hemos dado al final algunas vueltas (29), pero han sido vueltas sin mucha calidad. Hemos perdido un tiempo que esperemos se pueda recuperar».

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