Giro de Italia

Girmay, la joya negra hace historia en el Giro

El eritreo es el primer ciclista negro que consigue una victoria de etapa en una gran vuelta. Acabó en el hospital al golpearse con el tapón de la botella de champán

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En la larga recta de Jesi, la ciudad que recuerda al fallecido por atropello Michele Scarponi, un campeón se inclina. El fenómeno Mathieu van der Poel, protagonista de tantas portadas ciclistas por sus heroicidades, alza el pulgar y bendice la talla de Biniam Girmay, que vuela por la derecha de la calzada para conseguir la primera victoria de un corredor negro en una gran vuelta por etapas. El Giro saluda a la joya negra del pelotón, quien ya ha proporcionado suficientes pistas c omo para ser considerado una figura en ciernes de este deporte. Girmay lo celebró en el hospital, adonde tuvo que ser trasladado después de que el tapón de la botella de champán le golpease en un ojo. El incidente podría acarrear, incluso, su retirada del Giro, según fuentes de la organización. Este miércoles su equipo tomará una decisión antes de la undécima etapa.

La historia de África en el ciclismo es el reflejo en la vida de un continente que persigue la felicidad desde sus carencias económicas. Un gigante dormido y tantas veces expoliado al que cuesta no solo despertar sino girarse para progresar. No hay una cronología, una memoria, de ciclistas africanos en el Tour, el Giro o la Vuelta porque apenas han existido.

KevinReza, Natnael Berhane, Merhawi Kudus, Daniel Teklehaimanot.. . Todos lo intentaron con suerte adversa, salvo Teklehaimanot, quien se convirtió en una celebridad para los hijos del continente al ser el primer profesional del África negra en participar en una carrera de alto nivel (la Vuelta a España 2012) y asumir luego durante unos días el maillot de los puntos rojos de la montaña en el Tour (2015).

Mucho más atrás, en el pleistoceno ciclista tan propio para fábulas y leyendas, queda el tunecino Ali Neffatti. En 1913 un joven corredor marcó el décimo Tour de la historia. No solo porque en la cabeza usaba un gorro árabe rojo de forma circular en lugar de una gorra. Fue el primer ciclista africano en desafiar al Tour.

Más reciente despunta la historia del argelino Abdel Kader Zaaf, quien compitió entre 1950 y 1952, cuando la época de las selecciones nacionales en el Tour, con un equipo de ‘África del Norte’. Kader Zaaf cayó en un viñedo víctima de una insolación y fue rociado de vino por los viticultores . La leyenda embelleció la anécdota, ya que quiso reemprender la marcha borracho y en dirección contraria.

Biniam Girmay (eritreo de 22 años) ha mejorado a sus antepasados y ha negado aquella vieja teoría según la cual el ciclismo no era un deporte apropiado para los africanos negros . Demuestra con sus éxitos (una etapa en Mallorca, la clásica Gante-Wevelgem, la victoria de este martes en el Giro) que la ausencia de su raza tiene más que ver con la falta de cultura y de herramientas que con cuestiones fisiológicas.

Girmay iba a la escuela cada día en bicicleta, según es la costumbre de los niños de su país. Un medio para la movilidad y el desplazamiento más que para la competición que sedujo al chaval en su Asmara natal. Un niño como cualquier otro que vibraba con los éxitos de Alberto Contador o Chris Froome cuando ponían el Tour en la televisión.

El ciclista que ahora vence a Van der Poel dejó atrás su vida con 17 años para emigrar a Suiza, a un centro de alto rendimiento, en el que se midió y alguna vez ganó a Remco Evenepoel. El año pasado, en Bélgica, ya dio cuenta de sus progresos al proclamarse subcampeón del mundo sub 23 y agenciarse la primera medalla (plata) para un ciclista negro.

Ahora que su explosión es un hecho, su trayectoria se transformará en histórica cada vez que despunte o gane. El primer ciclista negro en ganar una etapa del Tour, o la Vuelta o un monumento, o un campeonato del mundo.

En la etapa del Giro que concluyó en Jesi, Girmay y su equipo maniobraron con acierto frente al peor rival posible, Mathieu van der Poel. Es una locura ver a un equipo como el Alpecin, líder de la segunda división , poner en fila a un pelotón en el Tour o en el Giro porque confían en su rematador estrella. Y parecido actuó el Intermarché, conjunto de puestos de descenso, que le peleó la victoria al prodigio Van der Poel .

Lo intentó de todas las maneras el holandés, frenético y excesivo, volcánico y siempre atacante, despectivo con la calculadora, único en su especie. Y el Intermarché siempre protegió la opción de Girmay, velocista que supera cotas de cuarta transitadas a todo trapo. Con la misma solvencia se manejó Juanpe López, siete días ya con la 'maglia' rosa de líder.

E l esprint entre Van der Poel y Girmay fue una maravilla. Poderoso, intenso, largo y definitivo en su desenlace. Pareció que el fenómeno Van der Poel (dos Tour de Flandes, Strade Bianche, Amstel Gold Race, etapas y líder del Tour, etapa y líder del Giro) remontaba en el tramo final a Girmay, pero por sobrecalentamiento lo que hizo fue rendirse y asumir la derrota. Dejó de pedalear, incapaz de rebasar al africano, y levantó el pulgar.

El africano lo celebra a lo grande en el podio. Tanto que el tapón del champán sale antes de tiempo y le golpea en el ojo izquierdo. El ciclista fue trasladado al Hospital Carlo Urbani de Jesi para una revisión.

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