Malos tiempos para el salmón

La temporada salmonera ha comenzado en algunas de las cuatro autonomías españolas en las que se pesca salmón en España. Antaño las fechas de apertura solían ser comunes, pero en la actualidad cada una lo gestiona a su manera, de modo que Galicia y Navarra abrirán la temporada el próximo día 1 de mayo, mientras que Cantabria comenzó el pasado 1 de abril y Asturias el 10 de abril. El primer salmón capturado en nuestro país fue pescado en el río Pas el día de la apertura, y se vendió por un precio de 6.100 euros a un restaurante asturiano.

El campanu de Asturias también salió el primer día de pesca en el río Narcea y se vendió por un precio de 13.200 euros a un restaurante de Oviedo. Llama la atención que a 27 de abril el número de salmones capturados sea mayor en Cantabria que en Asturias, aunque desgraciadamente las cifras son muy bajas en ambos casos, nueve y ocho salmones, respectivamente. La sorpresa es la mala situación de los ríos asturianos, ya que el Principado posee los tres únicos ríos salmoneros españoles que se consideran en un estado de conservación aceptable. Sin embargo, en el Narcea solamente se ha pescado el campanu y en el Sella únicamente dos ejemplares.

La historia del salmón en España tiende a ser la crónica de una extinción anunciada. Desde que hay registros sabemos que el año 1954 fue cuando más salmones a caña se capturaron, un total de 10.583. A pesar de que los números de capturas anuales siguen un modelo de dientes de sierra, con altibajos, la tendencia es irrevocable hacia el declive, de modo que el año que menos salmones se pescaron en toda España fue 2010, con 400 capturas, y los últimos arrojan cifras inferiores a los 1.000 peces anuales.

Al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos , se vive una situación extraordinariamente similar con el mismo pez, y ante la evidencia de las cifras la Administración americana decidió en el año 2000 incluir al salmón entre las especies en peligro, lo que dio lugar al fin de su pesca y el desarrollo de distintos planes de recuperación de la especie. En España la gestión del salmón la llevan las autonomías, que han sido demasiado cicateras a la hora de dictar medidas de protección, a pesar de la evidencia de los datos y de que un sector mayoritario de pescadores conservacionistas lo exige.

Llama la atención el gran tamaño de los salmones capturados este año. En Cantabria, ocho de las nueve capturas pesan más de 6,5 kilos, siendo el mayor de casi 10 kilos. Estos grandes salmones de primavera son hembras en su mayoría (cuatro de cada cinco), y en casi todos los países se las trata de preservar a toda costa, ya que están cargadas de huevas y son auténticos tesoros para la conservación de la especie. Sorprende que en España, donde más amenazado está el salmón, apenas se haga nada por conservarlas. En todas las autonomías, excepto Asturias, existe un límite máximo de capturas .

Por ejemplo, en los ríos cántabros Pas y Asón es de 30 ejemplares, en el navarro Bidasoa de 50 salmones, mientras que en el gallego Ulla se ha reducido de 40 a 30, a la vista de la situación. En Asturias, sin embargo, no hay límite máximo de capturas, aunque se ha anunciado la posibilidad de detener la pesca si la situación es muy desfavorable. Con la perspectiva de que el salmón continúe su declive ante la inacción de las autonomías, la sombra de lo que ha ocurrido en los Estados Unidos se proyecta en nuestro país. Hay, no obstante, algunas iniciativas esperanzadoras, como por ejemplo un reciente proyecto de gestión en la cuenca del Narcea/Nalón , impulsado por el grupo de acción local del Bajo Nalón y en el que han participado expertos de la Universidad de Oviedo, que apuesta por una explotación más prudente y sostenible, basada en estudios científicos.