Caza

Buenos presagios para la caza menor

La temporada es más esperada que nunca pues los aficionados no han podido salir a cazar con normalidad por las restricciones de movilidad

Un cazador con las piezas cobradas Valerio Merino

Juan Pascual Herrera Coronado

En estas semanas comienza la temporada general de caza menor en la mayoría de las comunidades autónomas, una temporada más esperada que nunca pues los aficionados a la caza menor en España, debido a la situación sanitaria producida por la Covid, no han podido salir a cazar con normalidad por las restricciones de movilidad. Solo pudieron practicar la caza menor los aficionados que tenían la suerte de residir en el pueblo en el que cazaban, o los que se podían mover por su provincia o comunidad, porque esto es España y en cada comunidad es una historia diferente. Una excepción fueron también las zonas de emergencia por plaga de conejos para reducir daños a la agricultura y la caza mayor, para las que se permitía cierta movilidad según la región.

Las perspectivas en general son buenas, pues hemos tenido un verano no excesivamente caluroso, con una primavera relativamente lluviosa y un otoño de momento suave y con las suficientes precipitaciones. La perdiz, el conejo y la liebre han criado bien, si bien es cierto que los acontecimientos meteorológicos del año pasado han tenido al cazador en vilo. La tormenta Filomena hizo ponerse en alerta a un colectivo tan comprometido con la naturaleza y la sociedad como los cazadores, demostrando una vez más que los cazadores, además de montar caravanas de vehículos todo terreno en las grandes ciudades y zonas incomunicadas para ayudar a la sociedad en general, salieron en masa al campo en aquellas zonas castigadas por la gran nevada a esparcir grano, lo que no solo ha salvado de morir de hambre a las especies cinegéticas en general, tanto de caza mayor como de menor, sino que ha ayudado a las que predan sobre estas.

Gracias a Dios, la nevada no cayó en época de cría o puesta y realmente ha tenido mucho menos efecto sobre las poblaciones del que cabría esperar, pues el conejo ha sobrevivido sin mayor dificultad y la perdiz, sin crías, se ha defendido también, gracias en gran parte a la gestión de los cazadores. La liebre ha podido ser la más perjudicada, pues además sigue viéndose afectada por el virus de la mixomatosis y ahora parece ser que por la enfermedad hemorrágico-vírica, otro asunto que ha movilizado a este colectivo para su detección, prevención y gestión. También la perdiz en el sur de Andalucía, principalmente en Cádiz, está padeciendo un virus originario de África llamado bagaza, que tiene más que preocupados a los cazadores sureños.

En resumidas cuentas, se prevé que los aficionados a la caza menor puedan disfrutar de una más que esperada temporada de caza, con poblaciones que han criado bien en general y que muchas no se cazaron el año pasado; si bien la caza es una actividad adaptativa, que los propios cazadores regularán de forma sostenible en función de las poblaciones para asegurar y mantener unos ecosistemas y unas densidades equilibrados y en óptimo estado.

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