CÁDIZ CF

Un tal Pepe Mejías

El mito del cadismo cumplió 60 años e hizo el saque de honor antes del Cádiz CF-Mallorca

Pepe Reyes

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Cifuentes abraza a Pepe Mejías tras un saque de honor.

Casi perdido en el anonimato, con la enojosa premura del acuciante inicio del partido, el preámbulo del reciente duelo disputado en el Carranza ofrecía el consabido trámite de un saque de honor. Aquel señor que golpeaba el balón y recibía un emotivo abrazo de Cifuentes, desconocido ya para las renovadas generaciones que pueblan nuestro estadio y para las que, tal vez, no constituya más que la letanía recurrente de una cantinela del pasado, la alusión nostálgica, casi nebulosa, que los más antiguos conceden a unos de sus mitos predilectos: un tal Pepe Mejías.

Santo y seña del cadismo, ese magnífico jugador gaditano que debutara en Primera División con 19 años, acabaría convirtiéndose en el auténtico baluarte del mejor Cádiz CF de la historia , aquel que escribiera páginas gloriosas en la década de los 80, decenio dorado para el cadismo.

Desde el tanto que anotara ante el Burgos en su primer partido en el Carranza, su carrera proliferó jalonada de auténticos golazos, espectaculares y decisivos. Aún se recuerda el disparo seco, cruzado, certero, que daba el ascenso en Elche y con el que la ciudad entera lloró de alegría. O aquella chilena estratosférica, dibujada en la frontal del área de Pamplona, que valió los honores del mejor gol de la temporada.

Futbolista de portentosa velocidad, elegancia y visión de juego, su desequilibrante cambio de ritmo, su exquisita clase y su prodigioso golpeo lo convertían en el modelo perfecto, en el mediapunta por antonomasia. Cualidades que tanto hubieran brillado hogaño, con las facilidades que ofrece el fútbol actual, en el que el césped, el balón, los arbitrajes y la repercusión mediática de la excelencia se encuentran tan volcados al encumbramiento de los sobresaltos de calidad. Por eso, cuando se le rendía tan merecido homenaje, un cúmulo de bellos recuerdos se apoderaba del viejo aficionado, que aún se emociona y enorgullece con el reconocimiento al que paseó por toda España lo más granado que en fútbol ha dado la ciudad.

El futuro se cimenta sobre el pasado, en el que las jóvenes promesas tienen un espejo donde mirar.

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