CÁDIZ CF

Cádiz CF-Reus (2-0): Noviembre dulce de Cervera

Victoria coral y plácida de un Cádiz que recupera su esencia para enamorar a su parroquia

José María Aguilera

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Manu Vallejo celebra el gol ante el Reus.

Unos eligen el florido mayo. Otros más tradicionales se aferran al simbólico febrero. Pero es en noviembre cuando se eleva el espíritu de Cervera, cuando cambian calabazas por corazones y bofetones por caricias. Ni miedo ni monstruos, ni santos ni muertos. Este mes siempre saca lo mejor del míster, se pone romántico y sus flechas atinan en el blanco. De ahí que el cadista sienta un ligero cosquilleo cuando se acercan estas fechas de alegría y bonanza.

Ni primera ni segunda vez. Este Cádiz CF calca los guarismos de las dos temporadas precedentes. El plantel alcanza un pico de forma en esta fase tras una exigente pretemporada y empieza a asimilar verdaderamente los conceptos de su líder. Con futbolistas claves recuperados, junto a una idea puesta en un brete durante jornadas, los amarillos rubricaban una nueva victoria. La tercera consecutiva en Liga, la cuarta contando Copa, todas en este mes al que el calendario siempre le birla un día.

¿Qué contar más allá de que la fórmula funciona? Y lo seguirá haciendo mientras bien se haga. Vallejo y Lekic fraguaban con sus goles la excelente y precisa labor colectiva , con el fútbol que ha sacado a este club de las cloacas y lo engrandece cada día. El resultado se quedaba corto; faltaba algo de brillo, pero es que el Reus poca afrenta suponía, envuelto en guerras más peligrosas y con un tufo despreciable, por desgracia. La escalada cadista prosigue y cuando aprieta el paso, los enemigos tiemblan. Porque ahora todos lo saben. El Cádiz CF ha vuelto.

Dominio absoluto desde el inicio

La tempestad provoca resaca. El vendaval ante el Elche desempañaba las gafas del míster, que veía prístino el sendero . El Cádiz CF de Cervera ya está a punto, perfectamente engrasado: Salvi y Lekic al equipo y la alegría al verde. Reincidencia en la segunda mitad del último choque, con el sacrificio de Álex y Aketxe, confinados al rincón de pensar.

Dos bandas abiertas y veloces, un ritmo altísimo en el inicio, intensidad en la presión al perder el balón, equilibrio en la medular, referencia arriba y un mediapunta yendo a los espacios. El librillo del entrenador, extraviado durante semanas por cuestiones propias pero principalmente ajenas, y plasmado a la perfección sobre el césped. Aunque se reconozcan las claves, es muy difícil contrarrestarlo.

El arranque demoledor traía premio. Un centro del renacido sanluqueño se despejaba lo justo para que no alcanzara el espigado ariete serbio, pero nadie contaba con la picardía de Manu Vallejo , que con sus escasos centímetros se imponía para rematar el envite.

El tanto allanaba el camino al inflar la moral ya henchida de los locales y profundizar en la herida del Reus. Los catalanes se debaten en un mar de dudas. Adelantaban el pie con miedo y se quedaban en terreno de nadie, fomentando la comodidad amarilla en la defensa. Los amarillos bordaban las instrucciones tácticas de su entrenador en la primera mitad, y rozaban el segundo en un remate a bocajarro de Lekic desbaratado por Badía bajo palos. Sólo faltaba algo de brillo en vanguardia, que debía aparecer cuando el Reus corriera mayores riesgos y acusara el desgaste físico.

Cádiz CF-Reus: monólogo en la segunda parte

El viento ha rolado y el Cádiz CF ha desplegado las velas para volverlo favorable. Hasta los rechaces favorecen y, apunten, eso no es suerte. Con la misma agresividad asaltaba Carranza el cuadro de Cervera a la salida de los vestuarios y con similar fortuna. Centro repelido que cae a los pies de Jairo, quien remata verdaderamente horrible p ero el esférico pasa por los pies de Lekic, sin oposición. A la cazuela.

El duelo discurría por los derroteros esperados. De digestión lenta y bocado puntual y certero. Por las diferencias sobre el rectángulo, ese segundo suponía la puntilla. Los futbolistas rojinegros bajaban los brazos y servían en bandeja el bocado a los amarillos. Salvi hacía jirones al rival por su costado y Lekic y Vallejo golpeaban sin terminar de herir.

Xavi Bartolo intentaba frenar la sangría por su zurda, pero el equipo se le había desmoronado. Pocas veces se ha movido el Cádiz CF con semejante placidez. Jairo y Salvi cabalgaban a sus anchas y Vallejo y Lekic se bastaban para hacer temblar a toda la zaga reusense. El serbio se ganaba el descanso, cediendo su sitio a Carrillo.

Cervera movía el banquillo, ejerciendo de psicólogo y llamando al mayor número de efectivos posibles a la causa. Edu Ramos y Agra ingresaban en la contienda. Hay donde elegir, más que nunca, por mucho que se fuera injusto con una plantilla que en verano se paría con durísimo esfuerzo.  El gol postrero de Juan Domínguez se quedaba en anécdota al quedar invalidado por el trencilla por supuesto fuera de juego. El triunfo absoluto no podía quedarse en pírrico, por cuestión de justicia.

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