El baloncesto 3x3, de la calle a los Juegos Olímpicos

La modalidad redefine el consumo deportivo en plataformas como Youtube mientras revitaliza los orígenes del deporte inventado por Naismith

La selecciones de Hungría y Polonia, durante un partido internacional del torneo Fiba 3x3

Pablo Lodeiro

Para muchos todo empezó ahí, sobre el asfalto y con la lluvia como único enemigo. El baloncesto, pese a ser uno de los deportes más practicados del planeta, tiene una identidad muy definida iniciada por el canadiense Naismith y engrandecida por las pistas callejeras, las del barrio, el «doing it in the park». Un concepto muy urbano y social en definitiva. Y es que esta versión precursora, la del tres contra tres, los «piques» y las costras en las rodillas, se volverá una modalidad del todo mayor, porque será disciplina olímpica en Tokio 2021 , mientras se afianza como uno de los fenómenos deportivos modernos del momento, por práctica y consumo, sin olvidar sus raíces. «Desde la calle a los Juegos Olímpicos», que reza el eslogan.

Hay una palabra que se repite con frecuencia en el baloncesto 3x3, y esa es «rapidez». El deporte cuenta con unas normas propias que señalan, por ejemplo, que el reloj de posesión tiene 12 segundos en vez de 24, que no hay límite de faltas personales, que el triple vale dos puntos y el resto de las canastas uno. El balón también es diferente, de los que «agarran» bien. Vega Gimeno, jugadora que disputa actualmente el preolímpico con la selección femenina de 3x3, fue una de las primogénitas del mundillo, porque en 2013, cuando jugaba en Argentina, fue «reclutada» para esta nueva empresa que ya empezaba a tener cartel. La alero detalla a ABC cuáles son sus fundamentos: «Se basa en esfuerzos de pocos segundos, en mucha movilidad sin balón y mucho uno contra uno», comenta Gimeno, mientras reconoce entre risas que acaba «reventada» tras un partido, mucho más que en el baloncesto tradicional.

A Jaime Alonso, durante el confinamiento, le dio por investigar por qué el 3x3 se iba a disputar en los Juegos. Como narra el agente, varios sociólogos japoneses estudiaron las tendencias de consumo en internet y su repercusión en los jóvenes. Si uno bucea en la red podrá observar que el canal de Youtube de FIBA 3x3 tiene casi tantos suscriptores como el de la Euroliga , competición por antonomasia del continente, y muchos más que cualquier liga nacional. «Prima el espectáculo. Se retransmiten los partidos en vivo y de forma gratuita. Incluso se dan primas de hasta 5.000 euros al equipo que alcance antes los puntos necesarios para la victoria», explica Alonso. Y es que el 3x3 se ha convertido en un fenómeno global porque ha conseguido descifrar cómo y cuándo se ven los contenidos hoy en día: «Se puede ver en directo y en diferido», aclara el agente. Porque ahora la gente ya no escucha la radio, ve Netflix.

Una cancha en la Plaza Roja

El circuito de clubes del 3x3 de la FIBA también ha publicitado bien su producto y ha llevado sus partidos a lugares emblemáticos, como Venice Beach en Los Ángeles y la Plaza Roja de Moscú, o a espacios públicos como discotecas o centros comerciales. «Es un formato parecido al de la ATP. Cada ciudad tiene un representante y compite contra el de las otras. Cuanto más ganas más asciendes en el ranking», narra Alonso, que el pasado agosto fundó el Onil de 3x3, afincado en la Comunidad Valenciana. «Es una modalidad que ha cuajado en lugares donde el baloncesto de cinco contra cinco no tiene tanto arraigo. Por ejemplo, conjuntos de Andorra y Mongolia tienen mejores rankings que los españoles ». Y es que este sobresalto en la clasificación, por sorprendente que parezca, tiene su explicación. Como cuenta Alonso, la picaresca es nuclear en esta anomalía. «Los equipos de Andorra, cuando celebran un torneo en el país, solo se avisan entre ellos, porque por ejemplo, los catalanes con mucha más población y por ende buenos jugadores, ganarían. Se retroalimentan y acaban por ascender en el ranking».

Ante la falta de estructura a nivel nacional, el baloncesto de tres contra tres se ha nutrido en los últimos años de jugadores de su «hermano mayor». Es el caso de Javi Vegas, ahora en el Basket Coruña, también integrante de la selección masculina de 3x3. El alapívot no disimula en sus palabras el aire «liberador» de este baloncesto de calle, al que compara con una partida de mus y donde, según él, las pillerías y los trucos mandan . «Es muy rápido, a veces es mejor dejar que te metan canasta y prepararte para coger desprevenido al rival. Si no has tirado dos o tres tiros en el último minuto, es que algo estás haciendo mal», comenta el madrileño, que se pensaría, y mucho, en dedicarse al 3x3 de clubes si hubiese un organigrama más asentado. «Representa la esencia del baloncesto».

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