Tokio 2020

Íñigo Llopis, plata en 100 espalda, y Marta Fernández, en 50 mariposa

Hijo del entrenador de porteros del Real Madrid, Luis Llopis, se rompió el fémur en un partido con amigos y descubrió la piscina

La burgalesa, segunda tras la china Dong Lu, logra también récord del mundo en su categoría

Volar con los ojos de otro

Íñigo Llopis, durante su carrera en Tokio Jaime de Diego

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La natación paralímpica deja siempre imágenes para quedan como lecciones de vida. De los nadadores con discapacidad física, intelectual o visual se puede aprender que no hay impedimentos más allá de los que uno se ponga, pero sobre todo se aprende a competir, contra uno mismo y contra los demás. Íñigo Llopis ha conseguido las dos cosas, brillante plata en 100 espalda.

El nadador, nacido hace 22 años en San Sebastián, sacrificó esa vida tranquila y familiar en el País Vasco para apostarlo todo por la natación y por estos Juegos de Tokio. Era su objetivo desde que la vida lo llevó a la piscina.

Nació con el brazo y la pierna izquierdos algo más cortos que los del lado derecho; y su camino iba más encaminado a los deportes de equipo, como el fútbol, el baloncesto o el balonmano , que practicó de pequeño. Pero se rompió el fémur de la pierna mala jugando al fútbol y para la rehabilitación no había mejor medicina que la natación.

De los buenos campeonatos en España, a los internacionales. A sus primeros Juegos en Río 2016 y a un ciclo hasta Tokio en el que fue oro europeo en el 400 libres y dos platas en 100 libres y estilos. Una tarjeta de presentación para lanzarse en la final con toda la confianza del mundo. Fue siempre de los pimeros, pasó los 50 metros en tercera posición, pero remontó hasta la plata, a poco, muy poco del oro del estadounidense Robert Griswold. «La marca no me ha gustado mucho, pero era lo máximo a lo que podíamos aspirar, ser segundos. Sabía que tengo buena vuelta, era seguir a lo mío. Después de Río, que fue una gozada porque iba a disfrutar, y después de las lesiones que he tenido, volver a ocmeptir y llegar a este nivel... increíble». En 2017 tuvo que operarse de la rodilla para tratarse los ligamentos y estuvo 18 meses sin poder competir. «Lo que quiero hacer ahora es llamar a mi entrenador y a mis amigos», concluyó.

Dos récords en un día

Marta Fernández también sabe muy bien qué significa ser mejor que ella misma cada día. Y que las rivales, pues dio una lección de fuerza en la final de 50 mariposa al colgarse la plata contra rivales con menos discapacidad que ella. Además, lo hizo con otro récord del mundo en su categoría, que ya había mejorado en la sesión de la mañana. «Ha salido todo superbién. Ha estado cerca el oro, pero estaba centrada en nadar bien en mi carrera y... por poco. Ahora a por el 150 estilos», comentó la nadadora.

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