Muay Thai

La luchadora que pelea en estadios

La gaditana Desirée Rovira opta al título internacional WBC en un evento histórico que se celebra en el Carranza

La gaditana Desireé Rovira golpea a su rival durante una de sus peleas Joaquin Hernandez «Kiki»
Álvaro G. Colmenero

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Por norma general, el deporte masculino y femenino continúa teniendo una brecha en cuanto a seguimiento y monetización se refiere. Además, cuando se trata de disciplinas minoritarias las diferencias se acrecientan. Sin embargo, cada vez emergen más mujeres que buscan hacerse un hueco en el espectro mediático a golpe de triunfos. Así ha sucedido con Desireé Rovira (Cádiz, 1987), que se proclamó este año campeona del mundo amateur de muay thai y que ahora se convertirá en la primera española en disputar el prestigioso Campeonato Internacional WBC, en el peso mosca, en una histórica velada que se celebrará el 1 de agosto en el estadio Ramón de Carranza. Una apuesta valiente para los deportes de combate, que buscan rememorar aquellos tiempos en los que las gradas de los recintos estaban a rebosar de aficionados.

Este premio le ha llegado a la gaditana tras una excelsa carrera en el ámbito amateur. «Jamás hubiera pensado que pudiera optar a este título Internacional WBC. Para mí esto es un sueño hecho realidad. Lo que siento es la unión de muchos sentimientos. Estoy muy orgullosa porque soy la primera mujer española que va a disputar este título. Estoy nerviosa porque quiero que la gente disfrute y vea una bonita competición y, además, que sea vea reflejado todo el trabajo realizado», explica en conversación con ABC. «Prometo dar lo mejor de mí durante la preparación y durante los cinco asaltos del combate», continúa.

Sin duda, para dar un salto de calidad en el arte milenario tailandés, acudir al antiguo Reino de Siam se ha presentado necesario. «Creo que el paso más importante que he dado para que me llegara esta oportunidad fue el de ir a vivir a Tailandia», desvela Rovira, que destaca la espiritualidad en la que uno bucea cuando decide aterrizar en la cuna del muay thai. «Es el deporte nacional y lo tienen muy arraigado. No solo está relacionado con el área deportiva, sino también a una parte muy religiosa y a su cultura. Cuando terminé mi contrato laboral en España, decidí que era el momento de dar el salto». Las duras sesiones de entrenamiento –de seis a ocho horas al día– no son el único enemigo con el que tienen que lidiar las guerreras expatriadas. «A veces te sientes sola y necesitas a tu familia, pero no me arrepiento de haber venido», afirma.

Carlos Coello busca su cuarta corona mundial

En ocasiones, los grandes acontecimientos llegan un poco por casualidad. La luchadora gaditana se introdujo en el arte tailandés en la misma escuela que su paisano más célebre, Carlos Coello. «Es mi amigo y mi mentor», cuenta Rovira, que actualmente comparte entrenamientos con él en la academia 7MuayThai Gym de la localidad tailandesa de Rayong. «Me apunté al gimnasio por ponerme en forma. Estuve 10 meses viendo a través de un cristal cómo entrenaban los luchadores de muay thai y era algo que me llamó muchísimo la atención». Por ello, ahora celebra que vaya a compartir cartel con Coello en el evento «Cádiz Fight Night 2: El Templo Cadista», donde el gaditano buscará ser profeta en su tierra, con las gradas del Carranza como escaparate perfecto, y alzarse con su cuarto título mundial. «Hice un llamamiento a través de ABC para pelear en el estadio y el presidente del club recogió el guante», dice acerca de cómo se forjó esta velada. Daren Rolland será quien trate de impedirle la gloria que ya ha tocado en tres ocasiones.

Por su parte, Rovira tendrá que hacer frente a la italiana Elisabetta Solinas, pero aparte de lo deportivo, es una victoria para todas las chicas guerreras. «Entre los objetivos de este evento está el de dar a conocer el muay thai real, que se conozcan los valores que tiene este deporte, que son muchísimos y no todos los tienen. El respeto al adversario, el respeto al maestro por dedicar un tiempo que jamás va a volver...», festeja Rovira, que protagonizará la pelea coestelar en el estadio de fútbol del Cádiz. «Considero que va a ser un exponente para que las mujeres vean que nosotras también podemos hacer artes marciales y que cualquiera que quiera hacerlo, lo puede hacer. Este evento está apoyando mucho a la parte femenina del deporte», explica ilusionada, aunque es consciente de que queda un arduo camino por recorrer. «Existe una gran desigualdad en este y otros deportes, pero creo que las mujeres vamos dando grandes pasos. Aunque todavía queda mucho por trabajar y reivindicar». Definitivamente, las chicas son guerreras.

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