Alpinismo

Locura y tragedia en el Nanga Parbat

Confirman la muerte de Nardi y Ballard entre críticas a la peligrosa ruta elegida

Equipo de rescate Alex Txikon

G. Fernández

Hace unos días, en medio de la conmoción por la desaparición de Daniele Nardi y Tom Ballard en el Nanga Parbat, el experimentado montañero Simone Moro comentó lo que muchos pensaban pero no se atrevían a decir en alto: «Si continuáramos diciendo que solamente tuvieron mala suerte, existe el riesgo de que alguien muera allí el año que viene». Moro llegó a calificar de «suicidio» la expedición emprendida por los dos alpinistas, que se encontraban desaparecidos desde el pasado 24 de febrero y que fueron dados por muertos oficialmente ayer .

No es el pico más alto -hay ocho de mayor altitud- ni el de mayor número de fallecidos en la cordillera del Himalaya -el Everest y el K2 lideran esta triste clasificación- pero a lo largo de la historia el Nanga Parbat se ha confirmado como el más inaccesible y traicionero por la espectacular pared de 4.000 metros que hay que escalar, por la permanente meteorología hostil y por las constantes avalanchas que se producen. En la «montaña desnuda» (esa es la traducción de Nanga Parbat al hindú) fueron pereciendo o desistiendo uno tras otro los montañeros que intentaron abordarla hasta que el 3 de julio de 1953 Hermann Buhl llegó a la cima. La proeza del austriaco ya tuvo tintes dramáticos. Tras darse la vuelta todos sus compañeros, Buhl siguió en solitario hasta la cima, pero en el descenso perdió un crampón y quedó atrapado en una grieta donde pasó la noche. La meteorología le dio un respiro y logró regresar sano y salvo cuando ya todos temían por su vida.

La montaña asesina

La aventura de Buhl adornó la leyenda de la que a partir de entonces se conoció como «la montaña asesina». No en vano, antes de esa fecha, el Nanga Parbat se había tragado 31 cadáveres. Y la voracidad no ha cesado: Nardi y Ballard son los números 84 y 85 en su trágica e interminable lista . Si la montaña paquistaní es peligrosa el resto del año, aún lo es más en invierno. De hecho, hasta hace poco nadie había logrado hacer cima entre diciembre y marzo. Fue una expedición integrada por el propio Simone Moro, por el paquistaní Ali Sadpara y por el español Alex Txikon la que el 26 de febrero de 2016 llegó hasta los 8.125 metros que marca la cima.

Pero el más difícil todavía, lo que en opinión de Simone Moro convertía la expedición de su compatriota Nardi y del británico Ballard en «una ruleta rusa» y en «una locura» era la ruta elegida : ese espolón Mummery, bautizado así por Albert Frederick Mummery que fue el primer fallecido en el Nanga Parbat en 1895. Nadie ha logrado acceder por ese saliente donde las avalanchas son constantes, hasta tres al día. Según Moro, los dos fallecidos conocían la peligrosidad de ese punto, pero aún así se jugaron la vida en una acción suicida que deberían evitar los alpinistas en el futuro.

La intervención de Txikon

Las palabras de Moro han provocado otro alud, esta vez en las redes sociales, entre los que lo critican por inoportuno y quienes elogian su sensatez. Pero donde ha habido unanimidad es en el halago al español Alex Txikon , que se encontraba en el Himalaya a punto de emprender la ascensión al K2 y no dudó en dejarla aparcada para unirse a las labores de rescate . Txikon y su equipo lograron acceder hasta la zona y avistar el miércoles con su telescopio lo que parecían dos cuerpos. Ayer se confirmó oficialmente que se trataba de Nardi y Ballard y se informó de que no se intentará rescatar los cadáveres.

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