Pablo Larrazábal tira de experiencia y gana en Múnich por segunda vez en cinco años

Con la picardía que le caracteriza, Pablo Larrazábal avisaba el sábado que cinco golpes no son nada con un domingo por delante en Eichenried. Los ingleses que encabezaban la tabla en el BMW International, James Morrison (-16) y Chris Paisley (-14), no tenían el conocimiento del campo del barcelonés (era la sexta vez que lo jugaba) y un primero y un tercer puesto le avalaban. «Desde que jugué aquí por primera vez -recuerda- supe que este torneo se adaptaba muy bien a mi juego. Es un campo de truco, de conocerlo, de jugar a los sitios correctos y siempre me ha encantado. En 2010 perdí el torneo en el hoyo 16, pero sabía que algún día lo ganaría; lo conseguí al año siguiente y lo he vuelto a repetir ahora.»

Con una frialdad inesperada en alguien que está considerado como uno de los jugadores más «calientes» del Circuito Europeo, Pablo siguió el plan de juego que se había trazado en el vestuario. Y le salió a la perfección. «Sabía que tenía que empezar apretando desde el principio, lograr algunos "birdies" tempraneros para poner nerviosos a mis rivales y que me vieran pronto a su estela». Y entre sus propios aciertos (pasó con menos cinco por sus primeros nueve agujeros) y los fallos de los demás (Morrison no dio una a derechas y Paisley empezó a pensar en el segundo puesto en cuanto se vio superado), la segunda vuelta de Larrazábal fue un paseo triunfal. «No me quería confiar, porque sabía que en cualquier momento podía liarla. Lo que hice fue jugar un poco más reposado y, en cuanto vi la opción de rebajar un golpe en el 16, me tiré a por ella.»

En ese momento, con un Henrik Stenson surgido de la nada como líder en la casa club (sus 65 golpes pusieron un -16 como referencia a batir), al español le bastaba con hacer el par en los dos últimos hoyos para asegurarse la cuarta victoria de su carrera. Aunque no estuvo muy preciso en la salida del 17, un golpe por alto magistral le evitó complicaciones y le permitió disfrutar del baño de multitudes del 18, en el que incluso estuvo a punto de lograr un nuevo «birdie». El trabajo que ha estado realizando esta última temporada, con su hermano Alejandro como peparador técnico y Emilio Pereira como físico, ha dado sus frutos. «Estoy contentísimo, como en una nube. BMW es un patrocinador estupendo y Marco Kaussler un organizador que siempre está pendiente de nosotros y nos cuida de maravilla. También estoy feliz por mi sponsor, Callaway, que lleva varios años apoyándome y espero que siga así muchos más. Y sobre todo por el equipo tan bueno que tengo a mi lado y me encanta.»

Muy meritoria fue también la cuarta plaza de Carlos del Moral (-14), que le abre las puertas del Open de Francia de la semana próxima. Rafa Cabrera (-11), undécimo y Pedro Oriol (-9), vigésimo, también destacaron.