El Diablo cuelga el tridente

No hay otro aficionado más conocido en las rutas del ciclismo que él. Un personaje sin igual que lleva pateando las cunetas desde mediados de los años noventa disfrazado de diablo. Didi Senft, el famoso Diablo del Tour, cuelga el tridente. Se retira acuciado por los problemas de salud y la falta de patrocinadores. La crisis también llega a las caravanas.

Senft apareció por el Tour en 1992 (el segundo que ganó Induráin) y se enamoró de Claudio Chiappucci, el rival del español que protagonizó aquella escapada sin fin hacia Sestriere. Y adquirió su piel a través de un disfraz que ya se hizo inseparable de cada julio veraniego. Senft siempre estaba al borde de la carretera en todas las etapas, convertido en un foco de atención para los otros aficionados que pueblan la ruta del Tour.

El Diablo es un inventor y diseñador de bicicletas que no cruzó el umbral de la fama con su cerebro para la creación, sino con su amor al ciclismo. Tiene un museo en la ciudad alemana de Storkow en el que se pueden ver infinidad de modelos estrafalarios de bicis, como las que apostaba en las cunetas del Tour.

A los 62 años y afectado por algún problema de salud (se operó de un coágulo en la cabeza), el Diablo dice que echa el cierre. No más gastos y más viajes en caravana para seguir el Tour, salvo que algún patrocinador lo elija como cebo publicitario.