Juan Leal, el torero que cose mascarillas para los médicos: «En esta guerra no pueden estar desarmados»

El joven francés hace 200 cada semana para ayudar a los ángeles de bata blanca que tantas tardes le han salvado

Juan Leal cose las mascarillas

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Juan Leal es un joven comprometido con el tiempo que le ha tocado vivir. El de una pandemia que parece sacada de una película de ficción, pero en la que toda muerte es real. La muerte que tan de cerca conoce un torero cosido a cornadas . Siete en total, «unas más graves que otras». Y ahora es este francés afincado en Sevilla el que cose para salvar a los que tantas tardes le han salvado a él: los ángeles de bata blanca.

Leal (Arles, 1991) ha desempolvado esa máquina de coser que compró cuando apenas contaba con catorce años y soñaba con faenas grandes en la Escuela Taurina de El Juli. No había plata para comprar capotes de paseo y el espada francés no lo dudó: se compró su máquina y se hizo su primer capote de paseo , «un blanco y azabache de galones». «Como no tenía los medios económicos para adquirirlos, aprendí por mí mismo», dice. Y todavía la coge de vez «cuando hay algún apuro». Como el mayúsculo de ahora: la necesaria confección de mascarillas.

«Mi novia es amiga de un miembro del Colegio de Médicos de Sevilla y, viendo en las noticias la falta que hacían, no dudé en aportar mi granito de arena para ayudar al personal sanitario que lo necesita», manifiesta. Al fondo, la frase de la anestesista que lamentaba en ABC sentirse «como un torero en medio del ruedo sin capa ni espada». «Que los médicos, los que nos curan , no cuenten con todos los medios es terrible. En esta guerra, en la que no hay muertes por disparos sino por un virus y su contagio, no pueden estar desarmados», señala.

Juan Leal muestra una de las mascarillas

Juan Leal realiza junto a su novia, Ana, unas 200 mascarillas a la semana: «Nosotros no salimos de casa. El propio Colegio nos trae la tela y nos explica las medidas de higiene, como usar guantes y desinfectar todo».

Su admiración a los médicos camina junto a su eterno agradecimiento : «Cuando te vistes de torero, la cornada forma parte de las reglas del juego. Sabes que puede pasar. Y a mí me han curado varias, unas más graves que otras».

El mejor termómetro

Juan Leal, confinado como todos, mantiene sus entrenamientos en su casa sevillana. «Yo no soy mucho de tecnología, pero con mi apoderado Julián, que está en Salamanca, hago videollamadas y trabajamos puntos técnicos. Lógicamente, no puedo quedar con mi gente para que me embistan y todo es distinto». Y añade: «Tengo un jardín que me permite hacer ejercicio y también sigo clases de entrenamiento por youtube para mantenerme en forma. El mejor termómetro es ponerme el vestido de torear...»

Y el traje le encaja perfecto como para hacer el paseíllo este sábado, cuando se anunciaba la gran primera cita del año: su mano a mano con Talavante , en su reaparición en Arles. «A veces prefiero no pensarlo. Hubiese estado en Valencia, Arles, Sevilla, en tantas ferias importantes que para mí eran una oportunidad». Leal confía en que muchas de las ferias «puedan aplazarse y podamos hacer una temporada corta pero intensa , en la que todos podamos disfrutar del toro». «Después de la crisis -dice-, vendrán los momentos alegres».

A pesar de esa esperanza, Juan Leal es consciente de la gravedad de la situación y afirma que «lo primero es la salud y cumplir las normas sanitarias». Sabe lo que es el sufrimiento de no poder abrazar a los suyos, de saber de ellos en la distancia: « Mi madr e dio positivo, pero afortunadamente ya está recuperada». Y le entristece ver cómo tantas familias entierran a los suyos sin ni siquiera una despedida.

Una guerra

Como a tantos, esto le parece una pesadilla: «Cuando empezó a oírse lo de China sonaba lejano, como si no nos fuera a tocar. Comencé a echarle cuentas cuando mi novia me dijo que había ido a comprar y estaban las estanterías del súper vacías. Y empezó a morirse gente. El presidente de Francia dijo que esto era una guerra, y a nadie de nuestra generación le ha tocado vivir ninguna. Nuestros abuelos vivieron una peor. Todo ha sido raro, pero con la desgracia de muchas muertes. Pero debemos sacar el lado positivo: estamos volviendo a la esencia , estamos teniendo tiempo de pensar y reflexionar. Lo superficial no cuenta, los que de verdad vale son nuestros valores y la vida de las personas».

Juan Leal, un joven que siempre trata de extraer lo positivo de cada lección, reflexiona sobre la ola de solidaridad: «Cuando veo a gente de mie edad que se vuelca, me llevo una alegrí muy bonita. Ojalá cuando pase la pandemia mantengamos la misma solidaridad . De esto no saldremos igual, todos hemos abierto los ojos».

¿Pasan miedo los valientes? «Mucho, los toreros valientes son los que más miedo pasan, lo otro es inconsciencia. Y claro que ahora hay miedo a lo desconocido, miedo a qué va a pasar después...»

Juan expresa su preocupación por este drama global y se detiene en el taurino. «Es una crisis para todos los sectores de la economía. En el caso taurino, los toreros y las cuadrillas no tenemos gastos como los ganaderos, pero no ingresamos. Los que crían los toros tienen qu seguir echándolos de comer. Los empresarios han hecho una ivnersión... Pero ahora solo queda estar en casa».

Acostumbrado a la soledad y los sacrificios, su brindis es por todos aquellos que velan por nuestra salud y remata con un mensaje de ánimo : «Pararemos este virus unidos y saldremos de esta».

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