Miuras de duro pedernal en San Isidro

Con el único toro bueno de la corrida, Pepe Moral pierde la oreja por la espada

El sexto toro de Miura saltó al callejón entre el pánico de la gente Paloma Aguilar

ABC.ES , ABC.ES y Andrés Amorós

Crónica

Comienza la llamada «semana torista» , siete días de corridas sin el encaste Domecq: ¡algo insólito! (Tan insólito como la llegada al poder de quien yo me sé). Y comienza con miuras, que, además del respeto a la tradición –algo insólito, en la España actual–, «vende» diferencia y singularidad, en una época tan gregaria.

Los de esta tarde siguen siendo altos, variados de capa, abiertos de pitones, agalgados; parecen escurridos, con un cuello o «gaita» muy largo; aprenden pronto, tienen reacciones imprevisibles… Miuras . Se discute su presentación pero lo malo es lo complicados que resultan, fieles a su leyenda. Sólo el segundo embiste con nobleza y permite una buena faena de Pepe Moral, que pierde el trofeo al matar. Román se la juega de verdad en el último, muy serio. También se aplaude a los picadores Pedro Iturralde, en el tercero, y Chocolate, en el último.

Pepe Moral, en un pase de pecho Paloma Aguilar

Con los miuras llega a la Feria Rafaelillo, ese «pequeño gran hombre» (como Dustin Hoffman, el blanco criado por indios): pequeño por la talla; grande, por los toros a los que se enfrenta. En una tarde de toros complicados, a él le tocan los dos más difíciles. El primero echa la cara arriba, prueba, se le para, no permite lucimiento alguno. Rafaelillo machetea por la cara: lo que había que hacer. Mete la mano hábilmente, con la espada, y sufre una cogida espectacular, le destroza la taleguilla por el lado izquierdo (no el derecho, el de salida) pero se encasquilla con el descabello. Tiene un puntazo corrido de carácter leve. Recibe al cuarto con una larga de rodillas. El toro flaquea pero vuelve rápido, queda corto, busca. Rafaelillo intenta una pelea «a la antigua» pero ha de desistir, cuando le pone los pitones en la cara.

Se ha ganado entrar en esta cartel Pepe Moral por su buena actuación ante los miuras, en Sevilla. El buen corte clásico que le inculcó Manolo Cortés vale también para estas reses… cuando lo permiten, claro está. Esta tarde, sólo el segundo, que sale frío pero va a más, embiste con nobleza. Moral lo conduce bien, en derechazos largos y templados. Cuando ya tiene la espada en la mano, logra excelentes naturales. Ante la inminencia del triunfo, se precipita, al matar: pincha, antes de la estocada. El quinto hace floja pelea; corta en banderillas; cabecea y busca, por alto y por bajo, en la muleta, provocando el desarme. Moral se lo quita de en medio.

Derechazo de Román al último de la tarde Paloma Aguilar

B uen gesto del joven Román es apuntarse a estos toros . (Ya lo hizo en Bilbao, el año pasado, y aprobó, con nota). Conocemos su valor, su fácil conexión con el público; a veces, se acelera: eso, con un miura… En el tercero, que acude de largo al caballo, se luce Pedro Iturralde. El toro vuelve rápido y hace hilo dos veces, poniéndole en apuros. Román hace el esfuerzo pero se queda a medias y naufraga, con la espada. El último, el más serio, salta limpiamente al callejón, de salida. Pica bien Chocolate. En la muleta, el toro pega arreones, se defiende, pero Román le planta cara, le saca derechazos con mérito, sorteando derrotes y mete el brazo con habilidad.

Se ha pitado de salida a varios toros, por escurridos; por ejemplo, al segundo, al que, al final, se ha aplaudido. Y he escuchado algún «¡miau!» Con miuras complicados, es absurdo. Repito lo de siempre: me importan poco los kilos; hay que conocer el tipo de cada ganadería. Lo que importa es el juego que den. Los miuras de esta tarde han salido difíciles, conforme a su leyenda. No se repetirá, esta vez, el tópico de que los miuras ya no son lo que eran. ¿Recurrirán al de que ha sido una moruchada? No lo sé. Si no nos gustan los toros blandos, flojos, hay que aceptar los duros, pesen lo que pesen: con ellos, todo lo que logran hacer los diestros tiene seriedad, importancia y mérito. Como aficionado, prefiero los toros de pedernal a los borregos.

Sexto toro

Taponero, número 80, cárdeno, de 576 kilos, nacido en febrero de 2014. Embalado, salta al callejón en el terreno de los areneros y siembra el pánico, teniendo que tomar varios de las cuadrillas el olivo en sentido contrario. Vibrante luego el saludo capotero de Román. Agarra un buen primer puyazo Chocolate. Aplauden a este buen picador. Promete algo el inicio. Y llega el ¡viva a España! de cada tarde, esta vez con el eco de un niño. Cuando le da el toque preciso y le deja la muleta puest, el toro responde. Sonríe ahora Román. Y emprende el camino de la izquierda, por donde se revuelve y puntea. Meritorio el joven valor valenciano. Por la derecha, mete la cara con emoción, aunque sin claridad. Transmite el toro, por lo imprevisible de la embestida, y la faena del torero, dispuesto a su manera. Lo caza a la primera de una estocada caída.

Quinto toro

Tahonero, número 63, negro listón bragado, de 544 kilos, nacido en diciembre de 2013. Gritos de ¡toro, toro! cuando aparece el altón y huesudo quinto. Muy rebrincado. quita la muleta a Moral. Más que embestir, pega zarpazos a la defensiva. Lo intenta con voluntad, pero tiene que desistir ant la falta de lucimiento. Pinchazo y estocada caída y tendida. Silencio.

Cuarto toro

Rompeplaza, número 29, cárdeno salpicado, de 554 kilos, nacido en febrero del 14. Gritos de "miau" mientras Rafaelillo libra una larga cambiada de rodillas. Lo zurra Esquivel en varas. Rafael Rubio brinda a los espectadores, mientras una voz recuerda lo anovillado del miura. El matador de Murcia, especialista en esta ganadería, prologa genuflexo y continúa en plan guerrero frente a un toro con dificultades, echando la cara arriba y haciendo al torero pegar alguna carrera. Lo machetea y a por la espada. Pinchazo hondo. Descabella. Se echa el toro. Se levanta. Acierta a la segunda. Silencio.

Tercer toro

Tiznaolla, número 85, cárdeno claro, de 541 kilos, nacido en enero de 2014. Se embala como una bala (de justísimo trapío) y se estrella contra el burladero, rompiendo las tablas y saliendo algo renqueante de los cuartos traseros. Se mueve mucho en el capote. Bien picado por Iturrralde y bien también la cuadrilla en banderillas, con un miura que alza la cara en cada par. Brinda al público Román, que se dobla con el cárdeno. Se mete por dentro y cabecea mucho. Hay un silencio en la plaza. El silencio e la expectación y el miedo. Por el izquierdo embiste como un tigre, le afeita la barba en el segundo viaje. Por el derecho va algo mejor, pero también desarrolla complicaciones. Román, valeroso, intenta torear (a lo moderno), pero el toro está para lidiarlo (a la antigua). No lo ve claro en la hora final y pincha hasta en cuatro ocasioes. La estocada corta cae algo atravesada. Dos descabellos. Aviso. Silencio.

Segundo toro

Laneto, número 19, cárdeno bragado, de 567 kilos, nacido en enero de 2014. Largo y agalgado, es muy vareado y protesta un sector. Barbea las tablas y hace un amago de saltarlas. Mansea este Laneto, que sale suelto del capote de Pepe Moral. Bien Juan Sierra con los palos. Brinda Moral, que se dobla con poderío mientras va ganando terreno con inteligencia. Un molinete de adorno, y el de pecho. Va y viene el miureño, que embiste con buen son, pese a no andar sobrado de fuerzas. Sobre la derecha liga las tandas. El viento se convierte en un incordio de invitado. También embiste con nobleza por el izquierdo, y se traga tres buenos, aunque con menor alegría. Moral retorna otra vez la mano de la cuchara, aprovechando la calidad del buen Laneto. Cuatro naturales finales a cámara lenta despiertan los oles. Pinchazo y estocada, pelín tendida, en la que se hace daño en el brazo. Se marcha a morir a las tablas, con la boca cerrada. Da la vuelta al ruedo. Suena un aviso. Ahora la abre. tiene que descabellar Moral. A la cuarta. Lástima que el acero emborronase su notble labor con un buen miura, ovacionado en el arrastre. Saluda el sevillano.

Primer toro

Berrugo, número 59, colorgado, de 540 kilos, nacido en diciembre de 2013. Sangra mucho en varas (un charco hasta la pezuña) y se duele en banderillas. Molesta Eolo; Rafelillo se dobla con el toro y toma el camino zudo, primero con la ayuda. Se queda cortísimo este miura. Rafaelillo se topa el corbatín; hay que coger aire. Claro que después de ese horrible puyazo, no sorprende que el toro se le pare y luzca tan corto viaje. En la suerte suprema, es encunado y se lleva una tremenda voltereta, de la que sale con la taleguilla destrozada. Horror cuando los pitones sobrevuelan sobre la cabeza del murciano, que intenta zafarse y logra librarse Brrugo. La estocada hace guardia y requiere del uso del descabello. Falla y falla entre el lógico enfado del personal. Suena un aviso. Pitos al miura y al torero.

Paseíllo Con la plaza rozando el lleno,

hacen el paseíllo Rafaelillo, de azul pavo y oro; Moral, de catafalco y plata, y Román, de sangre de toro y oro. El 7 despliega dos pancartas, una pidiendo seriedad y trapío, y no al triunfalismo, y otra con un "fuera esta empresa".

Sorteo

Esta mañana se han sorteados los toros de Zahariche. Los sobreros son de José Cruz.

Cartel

¡Que viene Miura!, es el grito de guerra de la vigésima séptima corrida de la Feria de San Isidro. Los espadas: Rafaelillo, Pepe Moral y Román. ¡Suerte para todos!

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