Curso intensivo en el Teatro Central

Maestros del circo-danza galo desvelan su arte en Sevilla

Rachid Ouramdane y Yoann Bourgeois imparten técnicas a catorce jóvenes venidos de toda España

Taller de danza de Rachid Ouramdane, Yann Bourgeois y Bera J.M. Serrano

Marta Carrasco

David llega sudoroso hasta la sala B del Teatro Central. Acaba de terminar la segunda jornada del taller de circo y danza impartido por el coreógrafo francés Rachid Ouramdane yel especialista en circo y acrobacia, Yoann Bourgeois . Son catorce entre chicos y chicas, que llevan varias horas trabajando duramente. Tienen sólo cuatro días para disfrutar de las enseñanzas y los secretos de dos de los mejores especialistas en Danza y Circo de Europa y codirectores del Centro Coreográfico de Grenoble.

Dice David que «estos talleres son un regalazo. Te cambian la vida», mientras rememora otro que hubo hace unos años con la compañía de Cirque Désaccordé . «Nos van soltando de todo, técnicas de concentración, artes marciales como el aikido, Feldenkrais... y tú eres una esponja». Son jóvenes con diferentes preparaciones que vienen desde Sevilla, Barcelona, Murcia y Valencia y que no pagan ni matrícula. «Los de aquí alojamos en casa a los que vienen de fuera. Así es mejor».

En la sala, Rachid Ouramdane está acopañado de Belar San, de la Compañía Cie. XY , con quien el coreógrafo ha colaborado en la obra que estrenan esta semana en el Central.

Rachid Ouramdane dice que le gusta trabajar con personas con diferentes técnicas. «Me pasa a veces que trabajo con gente que no son artistas. A mí me importa trabajar la poesía del gesto , por eso trabajo con niños o con deportistas. Para mí no es un problema pero, claro, cada vez es un proceso diferente. Así que debo encontrar el punto de equilibrio entre lo que sé y lo que los demás practican».

Ouramdane dice que no sabe lo que esperan los alumnos. «Vienen a vivir una nueva experiencia, porque saben que es una colaboración híbrida. Hay mucha motivación entusiasmo y mucha generosidad, y eso es importante. Sentimos que vienen por una necesidad, no para pasar el rato».

En Francia desde hace varias décadas funcionan no sólo los centros coreográficos, donde las fronteras entre la danza y otras artes escénicas han caído hace tiempo, sino también los centros de circo, que han generado grandes artistas y compañías.

Ourandame les pide a los bailarines que se miren y que se posicionen. Les enseña una variación de las que ha creado junto a la Compañía Cie XY . «Miraos, no quiero que contéis, quiero que la energía fluya de forma natural y que el movimiento sea continuado». Los catorce siguen sus instrucciones. Se nota la energía y también el ambiente positivo. «Venimos a aprender, no a competir», dice David.

Para Ouramdane no hay separación entre un curso y un espectáculo porque «siempre es trabajar con un material sensible». En el Centro Coreográfico de Grenoble no hacen diferencia entre transmitir y producir. «Me gusta cuando en una escuela hay un centro de producción y de enseñanza». Además, recuerda su reciente experiencia en la Escuela de Teatro francés junto a Pascal Rambert, «donde he trabajado con alumnos. Tenemos una gran responsabilidad de transmitir y no separar las dos cosas».

Para el francés, se reflexiona cómo va a funcionar una producción en el mercado del arte, pero «la cuestión importante es qué tipo de espectadores estamos creando, qué transmitimos a los niños. Eso es lo importante».

El coreógrafo mira a los bailarines y les pide que sitúen su centro en mitad de su cabeza, arriba. Les transmite miles de ideas y técnicas: «Hemos hecho una mezcla de técnicas. Pienso que cada bailarín tiene sus propio camino con las técnicas. Yo mezclo muchas cosas de danza, deporte, kinesiología ... y Belar ha propuesto otras cosas que luego yo he recuperado».

Belar San, componente de la Compañía Cie XY, se coloca delante de Ouramdane, y el resto de los bailarines imitan el movimiento. Se estiran hacia delante y el cuerpo en el suelo se estira, tocando el tórax las rodillas. El coreógrafo se sitúa dentrás de uno de los alumnos, le posa las manos alrededor de la cintura y corrige la postura consiguiendo que ésta sea la correcta. Les pide que respiren y ni eso se oye. Es una clase que intenta despertar nuevas experiencias y lo consigue.

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