Crítica Fit 2021

Rebeldes sin causa, superfluo derroche

Desde que comienza el espectáculo todo es un derroche de energía y ruido; y nunca mejor dicho: derroche. Sobró energía y faltó tésis

Germán Corona

Alto voltaje casi sin parar en una primera parte estructurada a modo de sketches y con un ritmo frenético que arrancaba con una especie de danza guerrera maorí pasando por lo folclórico o clásico hasta, incluso, marcarse unos crunchs y planchas al más puro estilo fitness. Gimnásticas e inagotables , el quinteto de jóvenes se pasea aderezando sus pericias corporales con escenas que parecen tener un carácter sarcástico o humorístico pero que no llegan a serlo. Evidentes dotes artísticas: cantan, bailan, se plantan seguras en el escenario y todo, con un desparpajo que parece fácil y natural; pero que a la vez se sucede sin dirección ni intencionalidad claras.

No vemos sustento alguno más allá del prólogo con una videoproyección, ni un posible discurso de calado o profundidad . Las situaciones de carácter jocoso que se nos muestran rozaban lo bobo. Sin base contextual o idiomática, sólo nos quedaba lo lúdico. Se divertían ellas y mucho; y el público se lo pasaba bien viéndolas, también. En todo momento daba la impresión de que estábamos en mitad de un recreo con las chavalas marcándose un par de tonterías para su tik tok o su instagram.

Mientras avanzaba el espectáculo y casi desde el principio no dejaba de preguntarme: ¿a dónde va a ir a parar esto...? ¿Cómo acabará...? ¿Tanta energía, para qué y al servicio de qué..? ¿Qué vimos...? No lo sé. ¿Lo saben ellas...? Es decir, ¿Tienen clara la frontera entre lo que es la intencionalidad de la obra y lo que percibe el espectador...? Me temo que no.

Pero no todo es culpa de ellas: ellas creen en lo que hacen y creen estar haciendo algo que alguien les ha dicho que están haciendo bien. Pero nadie les ha dicho que no es así, sino que solo lo parece. Creen estar reivindicando algo y no lo vemos.

Quizás uno de los errores más comunes que cometemos en la juventud es que con un cierto grado de ceguera, enarbolamos gestas sin tener claras las causas. De hecho los radicalismos se nutren de estas circunstancias precisamente. Y es esto lo que provoca que cometamos ciertos atentados muchas veces sin consecuencia alguna o bien sin la consciencia de lo que hacemos.

En 'Mucha muchacha' lo que hay es inconsciencia del ser y del hacer .

Proyectar los nombres de mujeres importantes al final del espectáculo como mero pretexto que justifique lo que vimos antes, es un atentado.

¡Ah! Y que alguien nos explique el 'pijama party' de la segunda parte al más puro estilo 'gran hermano'. ¡Buahhh!

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación