La función que cambió el rumbo de la escena española

El Pavón Teatro Kamikaze recupera «La función por hacer» en el décimo aniversario de su estreno

El director, el productor y los actores de «La función por hacer» Vanessa Rabade
Julio Bravo

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En agosto de 2009, seis actores ensayaban en un local de la calle San Roque de Madrid, propiedad de uno de ellos, a las órdenes de Miguel del Arco y bajo la atenta mirada de Aitor Tejada (coautor del texto junto a Del Arco), un espectáculo sin otro horizonte que los propios ensayos y un par de representaciones para amigos en el propio local. Éstas se llevaron a cabo en el mes de septiembre y la casualidad, la suerte o el destino quiso que a una de ellas asistiera Ayanta Barilli , que entonces se encargaba de la programación del hall del Teatro Lara , se enamorara de la función y la pusiera en cartel -a las once de la noche y en diciembre-. El resto es ya historia... del teatro español.

No es exageración; «La función por hacer» , el espectáculo que ensayaban aquellos actores -basado en «Seis personajes en busca de autor», de Luigi Pirandello - ha significado un punto y aparte en la escena española reciente. Ahora, diez años después de su alumbramiento, vuelve al Pavón Teatro Kamikaze con el elenco original - Israel Elejalde, Bárbara Lennie, Miriam Montilla, Manuela Paso, Raúl Prieto y Cristóbal Suárez -, a los que se suman dos actrices que se han unido a la familia Kamikaze durante esta década: Teresa Hurtado de Ory y Nuria García . Miguel del Arco -que confiesa que este proyecto les cambió la vida-, reconoce que «desde el primer día» se dio cuenta de que tenían algo especial entre las manos. «Desde la primera lectura vimos que fluía; había algo magnético en lo que hacían esos actores con ese texto. No podíamos prever el alcance de lo que iba a ser después, pero sí notábamos que pasaban cosas».

Israel Elejalde y Bárbara Lennie, en una de las funciones hace diez años Emilio Gómez

«La función por hacer» no solo significó un antes y un después en la vida de Del Arco, también lo fue para el teatro español. «Sin falsa humildad, sé perfectamente lo que representa “La función por hacer”. La mitad de la Joven Compañía, con la que recientemente hice un espectáculo sobre Lorca, me dijo explícitamente que ellos se dedicaban al teatro después de ver “La función por hacer”. estrenamos “en lo más crudo del crudo invierno”, en el peor momento de la crisis . Y éramos una compañía de gente desconocida, con una nueva dramaturgia, con una manera de hacer muy concreta; nadie podía imaginar que aquello funcionara, pero hizo que muchos nos vieran como ejemplo. Al mismo tiempo, creo que este trabajo recogía una pulsión que había en aquel momento en la profesión, de un cambio, de una reinvención. Había que cambiar, que reinventarse ; no valían los mismos métodos de producción. “La función por hacer” fue punta de lanza de algo que estaba cociéndose en la escena española». Pero son más los valores intrínsecos del espectáculo, palpitante y turbador, que se agarra al corazón, al estómago y a los cinco sentidos de los espectadores, sacudidos por un océano de emociones y sensaciones que les dejan, al final de la función, inquietos, temblorosos y satisfechos. «Es verdad que era una función que emocionalmente arrasaba », reconoce Del Arco.

Desde su estreno, la función ha subido de forma regular a los escenarios. «Está viva. Me acuerdo como si fuera ayer de los ensayos, pero ha pasado una vida -reflexiona el director-. ¡Han sido diez años de tal intensidad...! Han ocurrido muchas cosas, no somos los mismos que hacíamos la función; hay un poso en los actores que le da otra dimensión al espectáculo. No ha habido que cambiar nada, pero es diferente por la propia madurez de la compañía».

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