ICÓNICA SEVILLA FEST

Raphael, llama viva del arte

El jiennense salda con éxito el primero de los dos conciertos que tiene programados para este fin de semana en el Icónica Sevilla Fest

Raphael brilló anoche en el primero de sus dos conciertos en el Icónica Sevilla Fest Manuel Gómez

Fernando Rodríguez Murube

Raphael tiene claro que el artista debe ser hombre que arda como una llama viva, que está siempre ardiendo. Es de los que no comprende cómo hay personas que se llaman artistas y que cada cuatro años se acuerdan de que saben componer o cantar y sacan unas cuantas canciones y las cantan en directo. Como diría Juan Ramón, el artista debe estar siempre sobre sí mismo, depurándose, renovándose, elevándose. Raphael lleva aplicándolo desde hace 60 años (¡), es un hombre que se renueva, que se depura, que está siempre ardiendo.

Por eso anoche sus ojos seguían emanando un admirable brillo soñador con cada ovación, con cada uno de los muchísimos momentos álgidos que nos brindó en el primero de los dos conciertos que tiene programado para este fin de semana en el Icónica Sevilla Fest , el festival boutique del que este periódico es medio oficial.

John Ford nos explicó en el western 'El hombre que mató a Liberty Balance' que cuando la leyenda supera a la realidad, hay que publicar la leyenda. Este axioma del genial director estadounidense todavía está muy lejos de ser necesario utilizarlo –probablemente nunca haga falta– con el legendario artista andaluz .

Porque a sus 78 años el peso específico, que ya por sí solo vale un potosí en su caso, no es el principal activo del de Linares. Y es que ni mucho menos está acomodado y sacando rédito a su plusmarquista carrera. Raphael, aunque fuese un auténtico desconocido para el gran público, aunque borraran de la mente del ser humano todo lo relacionado con su obra, aunque se llamara Rafaelín, seguiría igualmente llenando teatros, auditorios y grandes recintos. ¿Por qué? Sencillamente porque es único en su especie . Un artista de los pies a la cabeza que se deja el alma en cada concierto y, cómo no, porque canta e interpreta como pocos.

Por todo eso y más Raphael tiene la llave maestra de los corazones . Y no piensa soltarla. 60 años después de empezar en la música , el excepcional cantante sigue al pie del cañón. Es puro ímpetu en ese súbito frenesí con el que afronta cada canción, pasión eterna por su oficio, perpetua energía en cada ademán, es carácter, es carisma, es…Raphael.

En esta ocasión el carismático artista estuvo arropado por un acompañamiento musical bastante numeroso (hasta diez instrumentistas y un coro de tres voces a lo gospel) que cumplió a la perfección su cometido, secundar y potenciar al 'Ruiseñor' en su derroche vocal.

Tras la introducción de 'Yo soy aquel' y un inicio en el que destacó la versión de 'Vivir así es morir de amor' y 'Digan lo que digan', el primer momento extático llegó con la sexta pieza del setlist, la eterna 'Mi gran noche' , un bombazo con más de medio siglo de vida y al que, sin embargo, no se le atisba ni la más mínima señal de arruga ni de canas.

Esto último ocurre con no menos de una veintena de éxitos de Raphael, poseedor de un poderosísimo cancionero atemporal que sigue encandilando al público igual o más que el primer día. Así, 'Ave María', 'Cuando tú no estás' , 'Yo sigo siendo aquel', 'Estuve enamorado', 'Provocación' y un largo etcétera no dieron tregua a las emociones de las 2500 personas que anoche llenaron la inigualable Plaza de España . ¡Cuánta riqueza y qué colorido contuvo esa bellísima estampa en la que el arte y un paisaje privilegiado se enaltecieron mutuamente!

Todos estos éxitos propios fue intercalándolos con una selección gourmet de clásicos ajenos que lucieron exquisitos en su garganta. Una verdadera delicia la reinterpretación que hizo de 'Frente a Frente' , 'Vida loca', 'Nostalgias' , 'Se nos rompió el amor' y 'Resistiré'.

Pese a llevar más de dos horas dándolo todo sobre el escenario, el artista aún tenía fuerzas suficientes para atacar por derecho una canción, entrar con suma intensidad y subir el ritmo hasta exprimir la última gota de emoción. En tres minutos incendia la canción y deja al oyente conmocionado, felizmente exhausto.

En esa recta final, y con los fans totalmente entregados a la causa raphaeliana, el jiennense echó el resto con 'Estar enamorado', 'Qué sabe nadie', 'Escándalo' y 'Como yo te amo'. Un póquer de canciones con las que se despidió por todo lo alto.

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