Entrevista

David B. Gil: «Los que dudan son las personas que, a la larga, mejoran el mundo»

El periodista gaditano David B. Gil acaba de pasar por Sevilla para presentar su libro «Ocho millones de dioses»

David B. Gil ABC

Pedro Ybarra Bores

El periodista gaditano David B. Gil acaba de pasar por Sevilla para presentar su nueva novela. Tras los éxitos de «El guerrero a la sombra del cerezo» y de «Hijos del dios binario», regresa ahora con «Ocho millones de dioses», su tercera novela.

Tercera novela..

Parecía mentira cuando me llevé años sin lograr publicar mi primera novela, «El guerrero a la sombra del cerezo»...

¿Cómo le ha ayudado a escribir novelas el hecho de ser periodista?

De la profesión te queda una obsesión por intentar documentar los hechos, la realidad cotidiana, tal como fue. Aunque luego te tomes tus lógicas licencias literarias.

¿Y el haber sido redactor en DC Comics?

Aquello fue un sueño cumplido, poder ver mi nombre publicado en colecciones que llevaba leyendo desde niño. De mi pasión por los cómics hay rasgos apreciables en mi estilo, como una narrativa bastante visual y cierta obsesión por mantener el ritmo del relato.

¿Qué queda de «El guerrero a la sombra del cerezo» en «Ocho millones de Dioses»?

Ambas novelas comparten mi devoción por la cultura japonesa y por ese momento histórico. Pero, al mismo tiempo, hay un esfuerzo muy consciente por no repetir los esquemas y recursos de aquel primer relato; no quiero ser uno de esos autores que escriben una y otra vez la novela que mejor les ha funcionado.

¿De dónde viene su pasión por los temas orientales?

David B. Gil ABC

¿Por qué te gusta Metallica o te enamoras de esa chica? Imposible de explicar. Yo descubrí Japón a través de la lectura, el cine y las artes marciales y, por algún motivo, me embrujó. Era como un mundo de fantasía, pero que existió en realidad.

Un nexo entre Cádiz y a Japón...

Que la embajada Keicho entró en España a través de Sanlúcar de Barrameda. Más allá de eso, no se me ocurre ningún otro nexo histórico. La relación entre Japón y Coria del Río es uno de esos pasajes de nuestra historia que han pasado desapercibidos durante mucho tiempo, hasta que se ha popularizado más allá de Sevilla gracias al cuarto centenario de, precisamente, la embajada Keicho.

Se agradecen las indicaciones sobre el contexto histórico...

En realidad, la novela se podría leer y disfrutar sin saber apenas nada sobre su contexto, pues en esencia es una historia de investigación y aventuras que explica lo fundamental en el propio relato. Pero sabía que aquellos lectores que quisieran comprender mejor el trasfondo, agradecerían esas dos páginas de contexto.

¿Le ha llevado mucho tiempo documentarse sobre el siglo XVI?

Empecé a interesarme por el periodo durante mis años de instituto, y no he dejado de leer sobre el Japón feudal desde entonces. Pero cuando te planteas ambientar una novela en un periodo concreto de la historia, tus necesidades de documentación se vuelven mucho más específicas.

¿Cuánto tiempo le ha dedicado a esta novela?

Algo más de tres años.

613 páginas dan para contar muchas historias...

Es justo el número de páginas precisas para contar esta historia. Mi editor se lo podrá corroborar.

Dedicado «A aquellos que albergan dudas...»

Sí, los que dudan, los que se piensan las cosas dos y tres veces, los que se ponen en el lugar del otro, los que no entienden algo y quieren descifrarlo… Esas son las personas que, a la larga, mejoran el mundo.

Y en la segunda página explica el origen del significado del título...

«Ocho millones de dioses» (que es una expresión sintoísta para referirse a todo su panteón de divinidades y espíritus sagrados) me venía al pelo. Al fin y al cabo, en la novela retrato un choque religioso: el del Dios único cristiano frente al país de los ocho millones de dioses.

¿Se escribe igual a los treinta que a los cuarenta?

Creo que lo que te hace mejorar son los cientos de páginas escritas, no los años cumplidos.

¿Por qué de nuevo con Suma de Letras?

Cuando entregas un manuscrito es como entregar a tu niño recién nacido, solo esperas que lo traten con cuidado y cariño. Y eso es lo que hizo Suma con mis dos novela anteriores, así que ¿para qué cambiar? Son un equipo de profesionales excelentes.

¿Cómo elige los nombres de los protagonistas de sus novelas?

Con los nombres castellanos y portugueses no había problemas, solo te preocupas de que concuerden con la época y que resulten memorables para el lector. El problema llega con la onomástica japonesa: cada clase social usaba unos nombres concretos, determinados nombres solo se ponen al primogénito, otros al tercer hijo… Y encima tienes que preocuparte de que tengan buena sonoridad para el lector español y no los confunda. Un poco complicado, sí.

Y además conoce bien Sevilla...

He vivido durante años. Estudié aquí la carrera y he trabajado en Sevilla durante distintas etapas de mi vida.

¿Dónde le gusta pasear cuando viene?

Por donde sea que estén mis amigos… Pero el paseo desde el Duque hasta la Plaza Nueva nunca falla.

¿Habría algo en Sevilla que le recuerde a Japón?

En Japón hay un cierto gusto por pasear junto a los ríos, por integrarlos en la vida de las ciudades, y es inevitable que te recuerden a la vida que hay alrededor del Guadalquivir.

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