Ignacio García Belenguer: «El Teatro Real ha puesto en pie ''La traviata'' por compromiso con la cultura»

El director general del coliseo madrileño hace balance de las «ejemplares» funciones de la ópera de Verdi

Ignacio García Belenguer Javier del Real
Julio Bravo

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El pasado 1 de julio, el Teatro Real levantaba de nuevo el telón tras el cierre provocado por la pandemia para presentar una tan valiente como atípica producción -versión semiescenificada, la definió el coliseo- de « La traviata ». El Real se convertía en el primer teatro europeo -probablemente también el primero del mundo- en volver a ofrecer ópera.

Veintisiete funciones y veintidós mil espectadores después, es hora de hacer balance con el director general del teatro, Ignacio García Belenguer, que no puede ocultar su satisfacción ante los resultados de la experiencia. Saca pecho por el mundo de la cultura. «Los gestores culturales han sido conscientes de que estaban en el punto de mira de muchos ámbitos y que debían ejercer una labor ejemplarizante; la cultura fue uno de los últimos procesos en incorporarse a la nueva normalidad, y eso nos permitió planificar con más tiempo y más orden para procurar hacer bien las cosas».

No fue sencillo, confiesa, poner en pie estas funciones de «La traviata». «Cerrar fue dolorosamente fácil, no era una decisión nuestra; pero reabrir ha sido un proceso largo y complejo. En primer lugar porque había una evolución tan voluble de las circunstancias que había dudas permanentes sobre fechas de apertura, condiciones de aforo, posibilidades de desplazamiento de los cantantes -varios de los solistas han venido de fuera-, posibles cuarentenas… No sabíamos si los cantantes podían venir y si querían venir. Tampoco sabíamos si los trabajadores tenían el ánimo de incorporarse… Había que hacer números, también. Fueron muchas variables y para ello tuvimos que mantener reuniones constantes y planear distintas alternativas según el escenario que se nos planteara. Lo que sí queríamos era generar una sensación de confianza para ayudarnos conquistar la normalidad».

El apoyo de los trabajadores del Teatro Real, dice su director general, ha sido imprescindible. «Todos han demostrado tener muchas ganas y mucho interés en recuperar la normalidad y reabrir con los condicionantes que hubiera. Y cuando tienes una plantilla preocupada por sumar en lugar de restar te facilita mucho las cosas. Todos se han mostrado dispuestos y han puesto su grano de arena para hacer posible esta reapertura».

Insiste Ignacio García Belenguer en su satisfacción por esta «Traviata». «Ha sido diferente, pero no ha perdido su esencia. Es una puesta en escena que se podría repetir en cualquier momento, sin los condicionantes del COVID. No se ha perdido nada ni musicalmente, ni vocalmente». El balance, asegura rotundo, es positivo en todos los sentidos. «Desde el punto de vista artístico ha sido una buena ''Traviata''; el público ha sido tremendamente respetuoso en todos los procesos, que podían resultar incómodos, y además su respuesta ha sido magnífica: han venido 22.000 personas, de las que 2.500 han sido nuevos compradores y no abonados. Y también estamos satisfechos desde el punto de vista interno y laboral; el comportamiento por parte de todo el personal -tanto técnico como administrativo y artístico ha sido ejemplar. Se han sometido a las pruebas con una gran disciplina. Y los cantantes han hecho peripecias para venir: desde viajar en coche o hacer vuelos con dos o tres conexiones hasta quedarse confinado en su hotel. Todos han querido sumar».

Las primeras funciones se abrieron con un aforo del cincuenta por ciento, y posteriormente se amplió al setenta y cinco por ciento. «Hemos estado cada día en un sesenta o sesenta y cinco por ciento. Lo que queríamos es que todos se sintieran cómodos».

El Teatro Real ha sido un espejo en el que se han mirado otros teatros de ópera internacionales. «La repercusión mediática ha sido grande y muchos teatros nos han preguntado sobre las medidas adoptadas, sobre las circunstancias, los protocolos. Hemos sido un referente en cuanto a la incorporación del público y en cuanto a la adecuación artística. No tenemos constancia de que ningún teatro haya ofrecido ópera escenificada o semiescenificada como hemos hecho nosotros».

Y es que, asegura Ignacio García Belenguer, lo fácil era no abrir. El Teatro Real, asegura, levantó el telón por «compromiso»: «con los cantantes, con los trabajadores y, por ende, con la culutra. Había que hacerlo. Si todo el mundo estaba reabriendo -los aviones, los bares, las tiendas…- ¿por qué no nosotros? Es verdad que teníamos preparadas distintas alternativas, que nos ha ayudado mucho la creación de un comité médico, que nos dio una gran sensación de seguridad y que el Teatro Real tiene un músculo que nos ha permitido afrontar el reto».

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