El Cuarteto Casals, al borde del abismo

El conjunto estrena una obra de Lucio Franco Amanti en el Auditorio Nacional

El Cuarteto Casals Isabel Permuy

Albrto González Lapuente

De nuevo, el Contrapunto de verano señala el inmediato fin de temporada: desenlace para el CNDM tras un curso de abundancia musical bajo el sello personal, intenso e intransferible de su director Antonio Moral. Su marcha y el consecuente proceso de selección de candidaturas para el puesto que acaba de dejar señalan el límite para una institución que, cualquiera lo intuye, será muy distinta, como lo son todos los espacios sobre los que se cierne la sombra apabullante de lo extraordinario. Seis conciertos presentan la integral de los cuartetos de cuerda de Beethoven en convivencia con otras tantas obras actuales de Benet Casablancas , del jazzístico Lucio Franco Amanti , del chelista e hibridista mediterráneo Giovanni Sollima , de la licuescencia de Aureliano Cattaneo , la revisitación beethoveniana del pianista Matan Porat y Mauricio Sotelo . Todos ellos interpretados por el Cuarteto Casals en la celebración de su vigésimo aniversario.

Tampoco volvió a ser nada igual tras la presencia de Beethoven, aunque en su tiempo más de uno negara el mérito invocando a la supuesta antimusicalidad de su obra . Hoy suena a chascarrillo si no fuera porque junto a la afirmación late el reconocimiento a la extrema dificultad de muchas páginas. El Casals las aborda con un alto grado de virtuosismo de manera que en su propuesta es fácil identificar una minuciosa artesanía, al menos mientras Vera Martínez Mehner ocupó el puesto de primer violín en la segunda sesión. Ante la tercera década de trabajo en común parece claro que la calidad es hija del detalle, de la obsesión por lo impecable, de la vigilancia y el celo, de un acabado expresivo, dinámicamente rico y musicalmente coherente .

Al concluir la sesión, cualquiera se afirmaba en esta opinión aun asumiendo que la acción comunicativa no siempre llevó al espectador hacia la desgarradora intensidad de lo apasionante, hacia la experiencia de lo irresistible. El controlado virtuosismo del Casal fue evidente, la meticulosidad de lo escuchado también, incluyendo en el gesto la conciliadora «ReSolUtIO» de Amanti . De manera que es fácil hablar de los mejores medios para acercarse a un repertorio que, aun quedan cuatro conciertos, siempre es próspero y clarividente.

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