Pablo López: «Solo trato de vivir y viajar subido en canciones»

Érase una vez un tipo que «venía de tocar en bares delante de 30 personas, de las que 29 no escuchaban», cuyo paso por un programa de televisión donde -tal vez por esa misma experiencia- se le veía Quijote en venta ajena, le puso ante 15.000 personas, y supo ver que era mentira. López, Pablo. Malagueño de Fuengirola (1984) se vio entonces «volviendo a la oscuridad después de tanta luz» y aunque «había visto venir el golpe», le tiró «con fuerza al suelo», admite.

Aquel comienza a ser un episodio casi anecdótico en su carrera. En silencio volvió a ver «la luz». «Pequeña, lejana y escondida detrás de un duro camino», cuenta. De hecho, el primero de sus álbumes no fue un súperventas alimentado solo de horas de televisión y radios comerciales.

Además del éxito de ventas, se llevó el reconocimiento de la industria, que en realidad ya acreditaba como compositor para algunos de los grandes.

Si las casas de apuestas aceptasen el reto, nadie pagaría un euro por jugar contra el previsible éxito de «El mundo y los amantes inocentes», su segundo álbum que hoy está a la venta en toda España. Tal vez él apostase en contra: «Soy cauto, porque soy un tipo miedoso por naturaleza. Aunque sí que empiezo a notar, y me llena de orgullo y de alegrías, que las canciones están llegando a un número de gente importante que llega a sobrepasarme. Al fin y al cabo uno lo que intenta es vivir y viajar subido en canciones».

Compositor

Aunque el gran público volvió a hacerle un hueco en su vida hace poco menos de tres años, su nombre estaba ya en los créditos de alguna de las canciones -«Vuelvo a verte», para Malú, como gran ejemplo; recientemente, ha escrito alguna de las canciones principales de los álbumes de María Parrado o Antonio José, ente otros muchos- que, cantadas por primeros espadas del mercado, escribía él detrás del mismo piano en el que se esconde «por timidez».

Un buen pianista de 180 centímetros, que, a golpe de whatssapp intentará contar con Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Antonio Orozco o Vanesa Martín para una gira que hará en parte solo y tras el piano. Tal es su agenda de amigos.

Pablo López ha grabado este álbum en el mismo estudio en el que se grabó el «Pet Sounds» de Beach Boys, el «California Dreamin» de The Mamas&The Papas, o «Thriller», de Michael Jackson... «Me daba miedo hasta pisar el suelo», confiesa, al tiempo que asegura que no deja «que se toque una pandereta» en sus trabajos en estudio si no está delante. «Yo puedo ir un día mal vestido, o hablar peor en una entrevista, o ser menos simpático en un concierto... Pero donde no me perdonaría flaquear es en cualquier aspecto relacionado con la música», dice muy serio; cansado cuando recibe a ABC, tras haber respondido previamente a una avalancha de preguntas en la web, [lee aquí sus respuestas a preguntas de los lectores]- «yo me quedo lo que haga falta», repetía voluntarioso- y en la misma tarde en que un presentador con fama de intenso le ha dejado derrengado.

«Me gusta reivindicar el “creer“, porque nunca se sabe cuál es el día, el punto de inflexión, y empiezan a pasar cosas», dice, como si esas «cosas» no le estuvieran pasando ya.