Es sólo vivir

«Sus columnas diarias ocultan versos a gritos, la prosa del Daniel Ramírez de los periódicos es tan lírica, desborda tanto estilo y es poseedora de tanta belleza que ahora me culpo por no haberlo visto»

Detalle de 'Es sólo vivir'
José F. Peláez

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Yo no tenía ni idea de que Daniel Ramírez (Pamplona, 1992) escribiera poesía, esa es la verdad, pero ahora me pregunto cómo pude no haberme dado cuenta. Sus columnas diarias ocultan versos a gritos, la prosa del Daniel de los periódicos es tan lírica, desborda tanto estilo y es poseedora de tanta belleza que ahora me culpo por no haberlo visto. A Dani se le caen las imágenes de las manos y eso es porque en él hay memoria, hay vida y hay referencias, es decir, hay una mirada poética que se antepone a todo y que precede a todo. Su prosa es la prosa de un poeta.

Por eso, no debe extrañarnos que su poesía sean los chorros de silencio de un periodista, los versos de alguien acostumbrado a mirar y que sigue con el pie el ritmo de unos ojos acostumbrados a obviar información, a desterrar lo accesorio. Y eso es porque lo accesorio está aquí, en este poemario que recoge lo que Daniel mira cuando hace como que no está mirando, lo que sucede en los márgenes de los días, de las noticias, el corazón frágil de un hombre sensible que es capaz de ignorarlo todo, pero que no puede borrarlo. Y entonces lo escribe, en el metro, por la calle, en la soledad de su cuarto, en los ojos de las estaciones de tren. «Duele mirar», dice. Pero cierro el libro pensando que algunos, como Daniel, no pueden elegir. Ese es su castigo y supongo que muchos no sabemos aún cómo agradecérselo.

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